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-¿DÓNDE ESTÁ YOUNGMI?

TaeHyung estaba soltando su aliento muy cerca de Jin. Su respiración agitada le hacía estremecer en un pozo cada vez más lleno de desesperación.

-TaeHyung, en estos momentos estamos en un juego en el que sin querer, eres el enemigo... Prácticamente, JungKook es tu reina y tú eres el rey.- Jin hizo una pausa.- Elizabeth no quiere a JungKook, te quiere a ti... Ella solo se encargó de quitarlo de tu lado.

Si TaeHyung estaba confundido, ahora lo estaba el doble.

Afiló su mirada sobre los ojos de su primo para que siguiera hablando.

-Entre más sufrimiento, más apetitosa es la venganza. Ella empezó esto hace mucho y tú ya sabes cómo.- Jin se acercó a la puerta del establecimiento y miró por última vez a TaeHyung.- No sé dónde está, pero te ayudaré. Cuídense.

Y eso último no sonó como una despedida normal, sino más bien como una voz deseando una dudosa suerte.

Elizabeth caminaba con una notoria cara de disgusto por el pasillo en el que se suponía que NamJoon se estaba hospedando.

Observó con asco las paredes amarillentas y acercó hasta la puerta que indicaba el número que le dijo el portero, tocó con fuerza, y tal como esperaba, el alto chico que buscaba, apareció.

NamJoon sintió su alma caer hasta o más profundo del infierno.

-No soy un fantasma, cariño.- Dijo con recelo.

Elizabeth se abrió paso en aquel deplorable lugar prefiriendo no sentarse ni tocar nada cuando el olor a polvo y humedad inundó su nariz.

-Después de vivir en el paraíso, terminaste aquí.- Habló con desdén. Aclaró su garganta y continuó.- Vengo a disculparme contigo, Nam... Me imagino que ya estás enterado.- Caminó lentamente hacia NamJoon y enredó sus brazos en los hombros contrarios.- Lamento lo que está pasando.

NamJoon se mantuvo sin expresión alguna.

-¿Recuerdas a Jin? Me acosté con él todo el tiempo en el que estuvimos juntos... Umm~, ya entiendo porque te gusta tanto.

-Aléjate.

-¿Por qué debería? Tengo a tu hermano, así que tú debes escucharme.

Y si su mundo estaba derrumbado, ahora solo eran cenizas.

Sus piernas temblaron y sintió náuseas.

Elizabeth soltó con simpleza una risa llena de ironía y se acercó a la puerta.

-¿Sabes con quién está metido tu hermanito? Con TaeHyung.

NamJoon se extrañó, ¿cómo JungKook se enredó con ese hombre?

-Ya sabes qué debes hacer si quieres a JungKook intacto.

La mujer lanzó un beso y cerró con fuerza para dirigirse de nuevo a su auto con lágrimas en sus ojos. Su amor por NamJoon era tan inmenso, pero su determinación lo era aun más.

Su corazón ardía por él y ella sabía que no podía hacer nada porque no era correspondida de la misma manera, y qué mejor que dañar la imagen de la persona al que el dueño de su corazón amaba. No le importaba saber que eso le destruía a él, solo no quería que viera más a su primo como el amor de su vida. Solo quería que esa persona fuera ella.

Arrancó su auto con destino a la granja.

Ahora solo le faltaba que TaeHyung hiciera su aparición, y eso, ella lo iba a provocar.

-Hola, querido TaeHyung.

-¡Elizabeth! ¡¿Dónde lo tienes?!

-¿Lo quieres ver? Eso depende de ti.

-¿Dónde está YoungMi?

Elizabeth chasqueó su lengua por el fastidio que le producía la voz del castaño.

-Ella no está con él... Pero yo sí.- Habló con una sonrisa victoriosa entre sus labios.

-Déjame escucharlo.

-¿No confías en mi? Te haré una breve descripción; tiene ropa negra, una cadena de plata, ojos llorosos, una benda en su boca y cuerdas en sus manos y pies... Ah, y un glorioso cuerpo... Demonios, Kim, tu juguetito es espléndido.

Lo único que se escuchaba era la respiración descontrolada de TaeHyung al otro lado de la línea. Si antes no sentía nada por esa mujer, ahora solo sentía odio en su forma más pura.

-T-tae... Tengo miedo.

Aquella voz entró por sus oídos hasta lo más profundo de su ser. Se estremeció al escuchar la voz de su pequeño. Lo necesitaba a su lado.

-¿Kookie? ¿Sigues ahí?

-S-sí... hyung.

-¡Ah! Bebé. Te traeré de vuelta conmigo. Yo te prometí que te iba a cuidar y lo haré, ¿sí? Solo espera un poco más.

-H-hyung-

-No te preocupes, Koo, pronto estarás en casa. Confía en mí, te amo,-

-Como te dije, está conmigo, TaeHyung. Ya te dí el tiempo suficiente para que me encontraras... Te esperaré hasta entonces.

TaeHyung escuchó la llamada finalizar. Se sentó lentamente mirando con angustia a su primo.

-Ya la tenemos, está en la granja.

TaeHyung sintió un escalofrío al escuchar la voz del mayor.
Aquella maldita granja.

𝙳𝚎𝚜𝚝𝚎𝚕𝚕𝚘 | 𝕋𝕂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora