Capitulo 1

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"Den se encontraba corriendo hacía el hospital central de Hiroshima, aquel fundado por su padre hacía no mucho. La guerra se extendió sobre ellos dos veces, no entendía cómo es que los militares abrieron Japón al mundo, solo para expandirse, ellos estaban bien, quizá no era el paraíso soñado por muchos, pero esto solo empeoró todo.

Lo peor eran esos experimentos. Se le erizaba todo el vello del cuerpo al recordar como las intervenciones quirúrgicas se hacían con tanta clandestinidad. Aquel sector del hospital de su padre era exclusivamente neurológico, con especialistas no solo japoneses, sino estadounidenses y alemanes.

Y esa era otra de sus dudas. Japón había atacado Pearl Harbor, ¿por qué colaboraban médicos de esa nación con ellos?

Alejó el pensamiento. Lo importante en este momento eran salvar cuantas vidas pudiera. Mientras más se concentraba en su realidad, más personas notaba corriendo, desesperadas, angustiadas, llorando y tomando a sus hijos.

Un hombre mayor choco fuertemente con ella, entonces notó la alarma de la ciudad.

—CORRA SEÑORITA, ESTAMOS BAJO ATAQUE —le gritó un hombre, sorprendiéndola. Calló sobre sus rodillas y el bullicio de gente no dejaba que se levantara.

Una mano fuerte la ayudó, quien la asistió era un hombre que no había visto nunca, pero que le resultaba absolutamente conocido. Den miró los ojos de la persona que se plantaba frente a ella con el doble de su tamaño, él estaba buscando lo mismo en ella, por lo que pudo notar.

—No escaparemos —le dijo en alemán, lo cual entendió a la perfección por su estudio avanzado en el idioma.

Den solo tuvo tiempo de mirar como un destello se acercaba a toda velocidad hacía la ciudad, un sonido agudo similar a un soplido la hizo llevarse las manos a la cabeza y luego sintió la tierra temblar, antes de que todo se apagara."

Sean se despertó con el corazón desbocado, con todo el cuerpo temblando y su boca reseca.

—Shh, estoy aquí, tranquilo —la voz de Angélico lo centró en su nueva realidad. Se abrazó con fuerza al brazo que le rodeaba la mejilla, llegando incluso a enterrarle las uñas con fuerza.

—JUAN —gritó Angélico.

El hombre no aparecía, eso solo significaba que el pánico lo sobrepasaba, su cuerpo empezó a temblar por completo, entregándose al miedo y de sus ojos se desprendieron lágrimas pesadas.

—Sean, respira —la fuerte voz de Dmitry le recorrió el cuerpo como una corriente eléctrica. —Recuerda, es tu mente, —el hombre gigante y fuerte, con sus manos ásperas le tomó las dos mejillas y lo intentaba guiar con su propia respiración.

Entonces, de manera inconsciente, Sean se encontraba buscando lo mismo que Den. De a poco su respiración iba imitando la de Dmitry y entonces un sentimiento de calma y estabilidad se instauró en su interior, Juan. Lo miró allí a su lado y entonces las dos mujeres estaban al frente de él, suspirando.

Soltó a Angélico, para darse cuenta que le había hecho daño.

—Lo... lo siento —dijo apenado tocándole su herida.

El rubio le sonrió.

—No es nada. ¿Estás bien?

El chico asintió y miró al resto de adultos. Notó de inmediato como Dmitry evitaba estar al lado de Den.

Colonizadores: RetrospecciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora