Capítulo 17 Funebre.

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Una vez arriba en la mansión intento calmarme, fue demasiado lo que vi, no solo el lugar de los akumas sino donde descansa la madre de Adrien; paso rápidamente a la cocina por un vaso de agua.

Bebo del agua en el trayecto mientras mis emociones se van calmando, siguen más dudas, respondí una pero genere muchas más y con solo una persona que pueda contestar todo.

Abro silenciosamente la puerta, entro y cierro justo del mismo modo, me acerco a la cama dejando el vaso en la mesa de a un lado antes de recostarme de nuevo.

-¿Te levantaste? –La adormilada voz de Gabriel me pone alerta.

-S-Sí, fui a buscar agua. –Me recuesto girando hacia él, intenta enfocar la vista ya que no trae colocado sus lentes.

-Ten cuidado cuando hagas eso. –Susurra.

-Lo hago –Paso la mano delante de sus ojos–, no planeó encontrarme con Adrien a estas horas de la noche.

-Marinette no estoy ciego. –Gruñe.

-Lo siento –Bajo la mano–, haces muecas cuando intentas ver sin tus lentes.

-Es difícil ver sin lentes y a oscuras. –Su mano se acerca a mi cuerpo, acaricia lentamente mi hombro–, estas fría.

Con tantas emociones el frio fue lo que menos me importó una vez que descubrí lo que se encontraba ahí.

-Hace frio, más en tu cocina. –Digo aparentando naturalidad.

-Siempre tienes frio –Pasa sus manos sobre mi hombro hasta mi brazo–, aun no es época de frio.

-Es que tú siempre eres tan cálido. –Replico.

-Y tú siempre tan esporádica. –Ruedo los ojos.

-Tú siempre eres molesto –Él me sonríe, le devuelvo la sonrisa–, buenas noches.

-Descansa. –Dice de manera seria.

Me acerco a su cuerpo, él abre sus brazos permitiéndome recostarme lo más cerca posible de él, ocultando mi rostro en su cuello; su calidez empieza a inundar mi cuerpo, eliminando el frio.

No hay manera en que él le haya hecho algo.

Termino de colocarme una falta con pliegues, hasta mis muslos color azul índigo junto con una blusa blanca, manga larga y abotonada de enfrente

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Termino de colocarme una falta con pliegues, hasta mis muslos color azul índigo junto con una blusa blanca, manga larga y abotonada de enfrente. Con mis zapatos de piso negros, no traje otros.

-No sé qué hacer Tikki. –Vuelvo a tomar asiento en la cama.

-Podrías preguntarle directamente. –Comenta.

-No puedo hacer eso –Gruño–, ¿Qué le diré? Oye Gabriel, por accidente vi a tu esposa en una... una... cosa debajo de la casa –Dejo caer mi espalda en la cama–, ¿Serias tan amable de explicarte?

Opacidad  ‖Gabrinette‖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora