Capítulo 8 Furtivo.

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Llego a la mansión Agreste, decidí usar otra vez un vestido, esta vez se trató de un casual vestido negro entallado a mi figura, arriba de mis rodillas y holgado del final y tacones del mismo color.

Entro al estudio pero enseguida veo que no hay nadie ahí, ¿Nathalie seguiría mal? Salgo de prisa de ahí dirigiéndome a la habitación de invitados; no pensé que estaría tan grave, ya no se veía realmente mal ¿Cierto?

Mi preocupación aumenta y comienzo a correr.

Las palabras de Adrien están en mi mente, cada una; su madre se sentía de la misma manera y después solo desapareció.

Corro hacia la habitación, entro de golpe tropezando al momento en que lo hago; coloco mis manos de frente para disminuir el impacto, quedo de rodillas y con las manos extendidas sobre el suelo, levanto la mirada y veo a Nathalie acostada justo como el día anterior.

-Marinette ¿Qué sucede? –La voz de Gabriel me desconcierta, apenas me doy cuenta que está del otro lado de la cama, sentado aun lado en una silla.

-S-Solo venía a ver como seguía Nathalie. –La miro, ella me dedica una sonrisa, en un parpadeo Gabriel esta aun lado mío ayudándome a ponerme de pie.

Él me sujeta fuertemente de mis manos, me sostengo de pie sujetando sus manos; me da una mirada de cuerpo completo antes de volver a verme directo a los ojos.

-Ten más cuidado. –Reprocha.

-S-Si –Deslizó mis manos fuera de las suyas en un arrebato–, tropecé por accidente, saben lo torpe que puedo llegar a ser.

-¿Estas bien? –Cuestiona Gabriel.

-Sí, estoy acostumbrada. –Le doy una mirada a Nathalie mientras ella observa nuestra interacción, espero no haya notado nada raro.

-Estoy mejor Marinette –Nathalie es quien toma la palabra–, el señor Agreste insistió en que descansará el día de hoy.

No puedo evitar preguntarme si es verdad o hay algo que deba preocuparme, además ¿Se quedó a dormir aquí?

-¿Estas segura Nathalie? –Pregunto con genuina preocupación.

-Te aseguro que ella está perfectamente –Contesta gutural Gabriel–, creemos que es el trabajo excesivo por eso descansará el resto del día.

Sí, claro...

-De acuerdo –Finjo una sonrisa–, entonces te dejaré descansar, estaré trabajando.

Me aparto del señor Agreste, debo suponer que se quedara aquí aun, ¿Por qué lo hace? No tengo idea, es inusual; la puerta sigue abierta debido a mi estrepitosa entrada así que tomo el pomo para comenzar a cerrarla una vez que cruzó por ella.

-Te aseguro que todo está bien Marinette. –Es lo último que alcanzo a escuchar a Nathalie con voz pasible, antes de cerrar la puerta por completo.

Recorro el corredor con tranquilidad, bajo las escaleras deteniéndome al pie de estas para voltear a ver hacia la habitación de Adrien; me pregunto si estará pero desisto de ir a verlo, no quiero molestarlo ahora, continúo mi camino.

Entro al solitario estudio, en vez de ir hacia mi escritorio y trabajar como dije que lo haría me acerco al enorme ventanal con vista al jardín.

Observo la estatua de la señora Agreste, ahora con más curiosidad me pregunto qué le habrá pasado y si es que hay la posibilidad de que le sucedió le pase a Nathalie también; no puede ser que por un momento creí que ella...

No, no dejaré que aquello, sea lo que sea que haya ocurrido, vuelva a pasar.

No mientras este aquí.

Opacidad  ‖Gabrinette‖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora