Capítulo 7 Inquietud.

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El día de hoy decidí ir a la mansión portando un vestido rojo carmesí entallado a mi figura, arriba unos 5 centímetros de la rodilla y corte imperio con unos tacones a juego.

Al llegar fue un tanto incomodo, al menos lo ha sido para mí; Adrien se alegró y prometí almorzar con él para que habláramos, Nathalie solo me saludo alegre y no cruce muchas palabras con Gabriel.

Me senté pensando ya seriamente en lo que debo presentar; no he hecho nada desde que me lo dijo y no puedo continuar así, si en verdad llegara a pasar tal evento sería catastrófico que no tuviera nada al final.

Pensé en utilizar colores vivos, claros y elegantes, aun no sé si serán exclusivos vestidos u puede incluir más prendas; además de los accesorios, conjuntos completos y demás, apenas empiezo a pensar en todo lo que debo diseñar.

Levanto mi vista directo hacia él, trabaja como siempre, ¿Qué diseñará? A diferencia de mi él no ha estado perdiendo el tiempo, siempre en todo momento trabaja y debo recordarme que de alguna manera estaré compitiendo contra él.

Nathalie ha salido del estudio y ni siquiera lo note.

Sigo mirándolo mientras trabaja, esta tan concentrado ignorando lo que hago, al menos hasta que su mirada encuentra a la mia, me ha sorprendido mirándolo de nuevo y esta vez no tengo excusas.

-¿Sucede algo? –Pregunta con cautela.

-N-No, no, yo solo... -Me siento bastante avergonzada.

Libera una pequeña risilla, ¿Tanto le divierte? En todo un año nunca lo vi sonreír, ni siquiera una mueca y desde que esto comenzó he visto cosas que antes creía imposible en él.

-Venga un momento por favor. –Dice severamente.

Me alzó de la silla, camino con pasos determinados llena de pensamientos sobre lo que me dirá esta vez; no debí quedarme mirándolo por mucho tiempo, me castigo mentalmente por eso, llego hasta posicionarme frente a él, lo único que contempló es mi reflejo en sus lentes.

-Sigues mirándome de esa manera. –Explica. Inclinó mi cabeza abochornada.

-Perdóneme –Digo con un hilo de voz–, no quise molestarlo.

-No me molestas –Dice con desdén–, me distraes.

Sus manos tocan mi rostro, alzó levemente la mirada mientras lo contemplo a unos centímetros de mi rostro.

Antes de cuestionarme que estoy haciendo él estampa sus labios contra los míos, lo recibo gustosa y añorante al calor de sus labios; tan extasiante que me olvido por completo de todo lo demás.

Él sujeta mi cintura pegándome por completo a su cuerpo, coloco mis manos en sus hombros sujetándolo con firmeza; la boca me devora por completo y yo dejo lo único que hago es dejarme llevar con el corazón saliéndose de mi pecho.

Empuja en mi boca dándole la señal que le permita el paso a su lengua, nuestras bocas luchaban con intensidad por quien devoraba al otro, quitándonos el aliento; gimo en su boca mientras él mordisquea mi labio inferior.

Sus labios abandonan rápidamente los míos para recorrer con paciencia la comisura de mi boca, mientras se dirigen a mi mejilla, pasando por mi oreja y llegando a mi cuello.

De lo más profundo de mi garganta libero un jadeo, sus constantes caricias y besos húmedos en mi cuello comienzan a ser demasiado para mí.

-Espera... –Mis manos bajan hacia su pecho–, alguien podría venir.

Gabriel gruñe en protesta, separa su rostro de mi cuello al mismo tiempo que libera al agarre que tenía en mi cintura, retiro enseguida mis manos de su pecho, segundos después añoro tanto el calor que él libera.

Opacidad  ‖Gabrinette‖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora