Another | yoonseok

scars

No sabía las respuestas de sus pregunta, y eso lo frustraba a sobre manera.

— ¡Cállate de una puta vez!.

— ¡Silencio!, ¡tu voz es molesta!.

El pálido abrió en grande sus ojos al ver el cambio en aquel chico. Sus ojos no brillaban, no tenía miedo, no estaba aterrado.

Cambió tan bruscamente que dudó por un segundo, pensó que el chico delante de el no era aquel miserable, frágil e inestable chico que había visto delante de su casa temblando y muriendo lentamente.

¡No merezco ninguno de tus castigos!, ¡tú deberías de arrodillarte ante mi!, ¡déjame hacerte sentir miserable como tantas veces lo hiciste conmigo!.

¿De qué estaba hablando?. No parecía decírselo a él, sino a otra persona dentro de su atormentada e incoherente cabeza.

Se sentía curioso.

Lo miró de nuevo, durmiendo como si nada de lo que pasó fuese una realidad. Se veía tan tranquilo mientras dormía. Todavía no entendía como después de gritar sus ojos se cerraron solos y cayó dormido, ¿o tal vez se había desmayado?. Supuso que solo colapsó mentalmente o una mierda así, cosa que para él tenía cierto sentido.

Tal vez la mejor opción habría sido no abrir la puerta aquella noche. O mejor aún, ignorarlo la primera vez que lo vió. Aunque nunca lo dijese en voz alta debido a su orgullo, se carcomía la cabeza sobre aquella extraña sensación que lo llevó a salvarlo dos veces seguidas. Realmente le valía una reverenda mierda la vida de las demás personas, él no era la excepción, sin embargo, aquellas dos veces lo hicieron dudar sobre el por qué.

¿Por qué?.

Llevó las manos a su cabeza, ocultando su rostro en ellas, sintiéndose confundido y enojado consigo mismo. Quería saber el porqué.

Dímelo.

 — Para ti sería fácil engañar, ¿no?, tienes la belleza de un ángel pero eres un demonio.

Luego de un segundo, un dolor de cabeza aturdió sus sentidos. Un líquido con sabor metálico recorrió sus labios. Llevó sus manos a ellos, mirando como la sangre manchaba sus pálidas manos.

Basta.

— Maldita sea.