Another | yoonseok

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— ¿Estás bien?.

El chico alzó la mirada, encontrándose con unos ojos completamente vacíos y llenos de una oscuridad que lo abrumó. El dolor en sus alas seguía siendo punzante, pero la mirada de aquel hombre le traía paz a pesar de estar completamente vacía y sin vida.

No dijo nada, no por voluntad propia. No pudo hacerlo debido al nudo en su garganta. Aquel hombre alzó una ceja, caminando con lentitud hacía el ala completamente manchada de sangre. El chico se paralizó de nuevo, chillando de dolor al sentir  otra punzada. El hombre apartó su mano de inmediato, mirando el dolor plasmado en el rostro de aquel chico.

Había escuchado miles de historias sobre ángeles. Decían que eran criaturas hermosas e irreales, que podían hipnotizar con su belleza o con una sola mirada. Otros decían que eras bestias que estaban obsesionadas con la perfección y que mataban a todo aquel que cometiera un solo pecado en su reino por muy pequeño que fuera.

Siempre quiso ver a uno, y ahora que lo tenía tan cerca, tuvo el impulso de acariciar su delicado rostro y comprobar por si mismo si de verdad sus ojos estaban llenos de brillo y vida.

— Deja de ser tan débil y soporta el dolor. —su profunda voz estremeció el cuerpo de aquel chico tirado en el suelo. ¿De verdad era un demonio?, ¿por qué no era horripilante como sus hermanos y padre le habían dicho repetidas veces?.

A pesar de sonar brusco y para nada agradable, no pudo evitar sonrojarse, encogiéndose solo un poco, jadeando al sentir otra punzada. Asintió levemente al sentirse abrumado por la intensa mirada de aquel hombre en su nunca.

— Voy a sacar la rama, intenta no chillar como una maldita niña. No quiero ser regañado de nuevo.

El chico asintió, desorientándose ante las sucias palabras de aquel hombre. ¡Le habían dicho que maldecir era un pecado!, ¿entonces aquel hombre  era un demonio por pecar con tanta facilidad y tranquilidad como si fuese algo normal para él?.

Y lo más importante, ¿por qué no estaba asustado en vez de sentir algo cálido dentro de su pecho?.

Esperó delicadeza, por supuesto que la esperó, sin embargo, nunca llegó. En cambio, un movimiento brusco que fue el indicio de un dolor tan profundo lo sacó completamente de sus casillas, siendo tan repentino que no pudo decir palabra, quedándose completamente quieto.

Duró solo un segundo, después fue un ardor soportable.

Luego, una risa escandalosa resonó en sus oídos. El chico miró encima de su hombro, viendo como el hombre reía hasta más no poder. ¿Se estaba riendo de él?, ¿por qué?, ¿se había visto tonto o patético?.

Su padre siempre le decía eso, él también creía que lo era.

— ¿Qué...puedo saber qué te causa risa?.

La suave y dulce voz del chico le puso la piel de gallina.

— Nunca había visto un ángel en toda mi vida. Supongo que tu tampoco habías visto un demonio. —el chico lo siguió con la mirada, sintiéndose cohibido ante sus lindos ojos igual de oscuros que la noche.

— Era cierto.

— ¿Qué?.

— Que eres más hermoso de lo que imaginé, ángel.

No había notado la falta de alas en la espalda de aquel demonio.