-: CAPÍTULO 31 :-

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Faltaban pocos días para Navidad y Newt había decidido llevar a todos al Callejón Diagon para que pudieran hacer algunas compras. Llegaron a la calle, la cual estaba muy transitada y decidieron separarse. Jacob y Nagini se habían ido en una dirección, dejando que Tina y Newt hicieran sus compras. Habían acordado reunirse en una hora para cambiar de grupo.

Newt deslizó un brazo alrededor de la cintura de Tina y lentamente se abrieron paso a lo largo de la fila de tiendas.

"Honestamente, no me gusta mucho la idea de dejar a Jacob y Nagini solos.", murmuró Tina. "Quiero decir, Jacob es un No-Maj y Nagini aún no sabe tanta magia."

Newt se encogió de hombros. "Ella sabe lo suficiente y estoy seguro de que si los atacan, alguien estará cerca para protegerlos. Estamos en una calle llena de magos."

"Lo sé, pero..."

"Sabes muy bien que querían darnos tiempo a solas."

"Porque eso en casa es imposible, ¿no?", preguntó Tina seria, pero luego se rió. "Aunque estoy contento¡a de estar contigo."

"Yo también.", respondió Newt.

Se dirigieron a una tienda cercana y deambularon por allí, tratando de decidir qué comprarles a Jacob y Nagini. El regalo de Jacob fue fácil. Newt y Tina decidieron comprarle una colección de utensilios de cocina que habían sido encantados para trabajar solos sin necesidad de magia adicional. Luego, cada uno eligió algunas pequeñas baratijas mágicas para Nagini.

Tina sugirió que fueran a la librería, así que Newt la llevó a Flourish and Blotts.

"¡Newt, mira!", exclamó cuando llegaron a la tienda.

"¿Qué?", preguntó.

"Es tu libro.", respondió, señalando la ventana. Efectivamente, había una enorme pila de libros idénticos. Justo encima había un cartel que ponía: "Best Seller".

"Tu libro va muy bien", dijo, dándole un beso en la mejilla. Newt miró hacia abajo y se sonrojó. "Supongo.", murmuró. "Sin embargo, no sé por qué. No es nada del otro mundo."

"Newt, ¿de qué estás hablando?", se sorprendió Tina, obligándole a mirarla. "Leí tu libro y es maravilloso. No puedo imaginar por qué no le gustaría a cualquiera."

"¿Has leído mi libro?", preguntó Newt.

Tina se rió levemente. "Eso ya te lo he dicho."

"Lo sé, pero..." Newt dudó. "¿De verdad compraste el libro?"

"Por supuesto que lo hice, Newt. Es uno de mis libros favoritos. Todavía sé dónde está, a menos que Queenie lo haya movido de sitio. Lo malo es que todavía está en Nueva York, junto con otras cosas que me gustaría tener. Me gustaría volver a buscarlas en algún momento." Su voz disminuía mientras hablaba y Newt sospechaba que solo estaba pensando en voz alta.

Newt se sintió culpable de repente. "Tina, siento mucho no poder traerte una copia. Tenía muchas ganas, pero el Ministerio..."

"No te dejaba viajar.", finalizó Tina. "Lo sé. Está bien. Ahora lo entiendo todo. Sé que no fue tu culpa." Ella le ofreció una sonrisa.

Newt miró fijamente a Tina pero su mente estaba muy lejos de allí. Más concretamente, su mente estaba en un paquete pequeño y rectangular que estaba en la parte posterior de uno de los cajones de su escritorio, debajo del pasaporte que no había podido usar durante todo un año. Era una copia de su libro, la primera copia para ser precisos. Había planeado llevárselo a Tina, pero su solicitud de viajar de regreso a Nueva York fue denegada. Había considerado enviárselo junto con una disculpa y una explicación de por qué no podía traerlo él mismo. Sin embargo, de alguna manera eso se sintió mal. Quería dárselo a ella personalmente, pero aun así le había enviado la disculpa...y Tina lo había malinterpretado...y la revista.

Safe in Your ArmsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora