I - Un Percance

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"Ven, déjame verte, déjame conocerte, déjame aspirar a poseerte y tenerte para mí"

[***]

— ¡Vanessa es hora de levantarte! — escucho la voz de mi tía golpeando la puerta de mi habitación, reviso mi reloj y me doy cuenta de que apenas son las 6 am... entro a las 9 a la escuela.

— ¡Voy tía Susan! — le grito desde las cómodas sabanas de mi cama.

— Hija tienes que llegar a la universidad ¡Vamos solo este semestre y ya preciosa! — amo a esa mujer, es literalmente mi madre postiza, ella es inigualable y sin duda alguna ha cumplido con un papel que no le corresponde, pero lo hace de corazón.

— ¡Si madre de mi corazón! — me levanto ante la insistencia de mi tía, a veces le digo mama otras tía Susan, no le molesta pues sabe que en algún lugar del mundo mi madre biológica esta dando una gran vuelta.

Muchos me dicen o mas bien me preguntan si no extraño a mi mama o si no me duele su ausencia, y como siempre respondo un rotundo ¡No! Mi tía Susan y mi tío Abraham han hecho ese papel que ella no hizo, me han dado esa calidez que ella se ha perdido. Mi madre biológica la cual se llama como yo... Vanessa... es hermana de mi tío y de mi padre... sinceramente no tengo idea ni nada de información así que, deje de quebrarme el coco pensando en eso.

Mi tío es retirado de la milicia y aunque tiene una buena pensión, esa no cubre los gastos médicos ya que antes de jubilarse tuvo unos conflictos un poco extraños que aun no comprendo y esto causo que su dinero para el retiro se viera afectado.

Me arreglo para ir a la universidad pues estoy en el último año de la carrera de Ingeniería en Informática, si señores soy toda una cerebrito, pero tengo lo mío. Digamos que estoy entre la belleza promedio pues soy algo delgada, aunque me falten pechos y retaguardia, ojos verdeazulados, cortesía de mi madre y piel trigueña como, según dice mi tío, mi padre. Mi tamaño no es ni muy alto ni muy bajo, pero si mido alrededor de 1.75cm... ¡Si puedo ser modelo!

Bajo las escaleras y ahí encuentro a mi tía desayunando junto con mi amado hermano-primo, Roger, quien tiene 20 años está en su plena juventud, desafortunadamente tiene una condición rara en su corazón que parece de un viejo de casi 85, mi tía lucha cada día por buscar un corazón compatible, pero, la lista es larga y solo nos queda poco tiempo.

— ¡Hola enano! — le hablo mientras él está mega entretenido en esa consola que mi tío le regalo.

— No me llames enano... eres molesta — bufa sin despegar la vista de ese maldito aparato.

— Respete a su hermana, ella esta estudiando para darle un mejor futuro y ayudar en esta familia — mi amada tía me defiende y el solo me saca la lengua.

— ¿Cómo va la tesis hija? — me pregunta mi tío quien siempre tiene esa calidez en su voz, esa que me hace sentir su amor por completo.

— Solo un poco mas y la termino tío, sinceramente no se por que escogí hacerle ese sistema a Salma, pero la empresa de sus padre me pagará bien si lo hago y además será beneficioso para nosotros tío.

— No te mates tanto tampoco, lo importante es que salgas de esa universidad con los mejores honores del mundo — me abraza dejando un cálido beso en mi frente, no me puedo quejar pues tengo la familia que deseo.

Sali de mi casa corriendo a la universidad, como ya era mi ultimo semestre tenia pocas clases entre ellas canto y baile... mis mayores talentos y hobbies, para después correr a mis dos trabajos de medio tiempo. Mi tía Susan vende comida a parte pues ella es mitad mexicana así que le saco provecho a su origen.

— ¡Vane aquí! — escucho la voz de Salma quien me llama desde la entrada de la universidad, ella estudia diseño de interiores pues la empresa de sus padres es una constructora pequeña. Su padre es el arquitecto y su madre la decoradora, se llevan de la mano y parece que quieren a sus dos hijos como los sucesores pues su hermano Alan estudia arquitectura.

— Salma ¿Cómo estas amiga? — corro a abrazarla, esta mujer es una morenaza hermosa.

— ¿Lista para los exámenes? — pregunta mostrando sus perfectos dientes que contrastan hermosamente con su piel morena.

— Ni que lo digas, el profesor de calculo no deja de decirme que me pasa si salgo con el — me quejo en su oído.

— Pero si es un papucho y además tiene solo 3 años más que tu — su mirada picara me hace reír, pero niego con la cabeza.

— No amiga eso jamás, pasare dignamente si no que me repruebe. — respondo con firmeza.

— ¡Esa es mi amiga! — me abraza y ambas entramos a nuestras clases.

Durante el día todo pareció fluir como debería de ser hasta que me tope con el profesor de cálculo, si no negare que es muy atractivo, pero no me gusta que me empujen a realizar algo en contra del código penal solo por una calificación.

— ¿Por qué huyes de mí? — pregunta bloqueando mi camino justo en el pasillo donde casi no hay nadie, pero este es el camino a mi clase de canto o más bien taller.

— No huyo profesor solo no me gusta lidiar con personas chantajistas — lo encaro cruzando mis brazos, paso de largo pues no quiero más conversación con él.

— Oye Vanessa solo quiero una cita contigo, ¿Qué tiene eso de malo? Me gustas es la realidad...

— Pero usted a mí no y más cuando me amenazó con reprobarme si no aceptaba su salida Profesor Derek Olsen — me voltee cuando tomo mi brazo y me detuvo — no me gusta que me pongan condiciones, si salgo con alguien es por que así lo deseo, pero usted señor profesor debería tener mas respeto por una alumna — me zafo de su agarre y camino sin detenerme.

— Un día aceptaras una cita conmigo Vanessa Dumount... solo quiero ser tu amigo y lograr conquistarte...

— Si, si ya entendí — lo mire por ultima vez antes de entrar a mi salón — cuando seamos los últimos humanos en la tierra aceptare.

Se quedo mirándome como bobo, pero lo deje ahí, no quería problemas ni mas chismes de los que había, no señor no más.

Mi clase de canto termino de la mejor manera posible, logre llegar a las notas requeridas y mi profesora me felicito, dice que mi voz es similar a la de Christina Aguilera « Favor que me hace » pensé cuando hizo esa comparación.

Al salir del edificio me di cuenta de que ya iba tarde para mi trabajo de mesera en el restaurante así que sin pensarlo tomé mi mochila y corrí como loca sin despedirme de Salma quien solo miro pasar una pelinegra a la velocidad de la luz.

En cuanto iba a cruzar la calle escuche un carro frenar de golpe justo frente a mí, me paralice por completo pues según yo la luz estaba en rojo, mire el semáforo y efectivamente era mi turno de pasar, mire el auto de lujo, por cierto, todo polarizado, aunque intente mirar quienes estaban dentro de el no puede así que solo incline la cabeza en señal de disculpa y seguí mi camino.

Sentí una corriente de aire frio en mi espalda que me hizo girar y volver a observar el auto que casi me atropella, no sé por qué sentía que alguien ahí adentro me observaba con detenimiento, quizás era mi imaginación o quizás alguien había grabado mi imagen en su memoria.

Bourlesque : En las manos del Abogado [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora