1

32.4K 3.7K 1.1K
                                    

Aquella mañana la habitación del príncipe primogénito de Daegu era inundada por un dulce y empalagoso aroma a fresas, tan intenso como enceguecedor.

El príncipe Taehyung se encontraba en estado de celo, por lo que debido a la ausencia de un alfa en su vida, debía ser cuidado por su madre y cuñada, ambas omegas inmunes a sus feromonas al ser de una misma jerarquía.

El sentimiento de calor corporal, dolor en su parte baja, con las sábanas blancas empapadas en lubricante, sumando sus quejidos de dolor y frustración, era un sufrimiento inminente e insoportable, todo por no tener un alfa con quien aliviar su celo.

Kim Taehyung se mantenía entre quejas y gritos de desesperación, totalmente atormentado y agobiado por su último día de celo, sintiendo en su interior que no podría soportar por mucho más ese sufrimiento. Se sentía tan cansado que sólo podía removerse insistente sobre sus sábanas y almohadones, buscando finalmente la paz en aquella fricción.

Kim Jisoo, su joven cuñada, acompañada por su madre se mantenían en una evidente preocupación, a pesar de ya estar suficientemente familiarizadas con aquellos tres días del mes en los que ni siquiera el mismo príncipe se soportaba a sí mismo.

— Taehyung-ah, Taehyung-ah — intentó calmar Jisoo con su voz dulce, buscando un poco de paz para todos—. Tranquilízate y respira. Vamos y te das un baño con agua fría, ¿mm?

— No quiero, no quiero, ¡no quiero! — se quejó mientras se fregaba contra sus cobijas en total desespero.

— Aceptalo, hijo mío — pidió Taehee —, el calor va a disminuir con el agua fría. Les dire que la acompañen con petalos de rosa.

— ¡No, no, no! — volvió a negarse aquel omega testarudo, totalmente atormentado por su luna.

Mientras ellas insistía en sacarlo de la cama y de su alcoba, la puerta fue golpeada con insistencia y al recibir el permiso solicitado al tocar, una omega anciana se abrió paso en aquella habitación abundante en desespero y agonía por parte de todos los que dentro se encontraban.
Una bandeja de plata reposaba en sus arrugadas manos, llevando en la parte superior un vaso de cristal lleno casi al tope con té helado de menta, listo para aliviar un poco del calor interno del príncipe Taehyung.

— Está listo, alteza — ella agachó la cabeza y le extendió a la reina la bandeja.

La reina y su nuera le dieron a pequeños sorbos el té a Taehyung, por lo que éste poco a poco sintió alivio en su interior. El frío del líquido hacía efecto en él, pero bien sabían que no duraría mucho en aquella calma y frescura, por lo que prosiguieron con la preparación de frías bebidas mentolados para mantenerlo calmado hasta el día siguiente.
Finalmente iban a acabar con aquella agonía hasta el mes siguiente.

Para el calor corporal le colocaban toallas húmedas que terminaban hirviendo en cuestión de segundos, para luego ser remojadas una vez y otra, y otra, y otra. Todo esto para mantener al príncipe tranquilo, alejando por momentos aquella insistente sensación de desesperación que crecía en su interior a causa del celo.

Ya al siguiente día, el omega lucía completamente agotado; con ojeras decorando sus parpados inferiores, luciendo tan enfermo y destruido, siendo únicamente un par de secuelas a cauda de un celo tan intenso como con los que ha tenido que lidiar desde su presentación a los doce años.

— Buenos días, alteza — una sirvienta lo reverencio, encontrándoselo en la entrada del comedor —. ¿Desea algo en especial para desayunar?

— Buen día — saludo solo por educación, sintiéndose demasiado cansado para siquiera querer hablar —. Deseo lo mismo que han comido todos esta vez — pidió finalmente. Pasó a su lado, y de dirigió a la enorme mesa del comedor donde se encontraba toda su familia finalizando su propio desayuno. Optó por sentarse al lado de su madre.

Mystery Kingdom | Kookv Donde viven las historias. Descúbrelo ahora