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El pasar de los meses fue tan rápido como un parpadeo, llegando al frío febrero con una rapidez preocupante.
Lo más triste de aquel mes no fue el ver como las bellas flores morían y sus tallos secos eran cubiertos por una capa de nieve fría que brillaba en escarcha ante el sol.
Lo más triste fue recibir la invitación de la boda del príncipe Kim Heesun y la princesa Kim Jisoo, marcando un inicio en la vida tanto de alfa como de omega, siendo el destino de esta uno tan amargó como el sabor de dejar su hogar por primera vez.

En un carruaje camino a Daegu se encontraban ambos prometidos y heredoros de las bellas tierras de Busan, totalmente listos para la boda que estaba prevista para la mañana siguiente.

Justo cuando el sol estaba saliendo en el este, el carruaje proveniente del reino de Busan llegaba a Daegu anunciando con sus finos corceles la llegada de ambos prometidos.

Finalmente, la pareja se adentró en el antiguo hogar de Kim Taehyung, siendo recibidos por los sirvientes que rápidamente los guiaron a la habitación que los reyes les habían asignado para dormir hasta el medio día, para iniciar con sus arreglos personales, preparandose para la lujosa festividad que sería realizada esa tarde.

Con delicadeza, las antiguas subordinadas de Kim Taehyung, peinaban su rubio cabello con delicadeza, finalizando con su labor de arreglar al príncipe omega para la ceremonia de su hermano.
Vestido con un hanbok rosado claro, lleno de blancos detalles, utilizando un tul rosado claro con bordados de flores color rosa intenso. El anillo de compromiso reluciendo en su mano izquierda, mientras de sus orejas colgaban unos sencillos pendientes de plata, buscando verse bello, pero no opacar a la novia.

— Listo, majestad — anuncio la mujer luego de terminar con su cabello.

El con una sonrisa brillante asintió, dejando aquella habitación para finalmente encontrarse con su prometido en la salida de la habitación continua.

Sonrió encantado cuando diviso a su príncipe, con su cabello negro bien peinado en una coleta, dejando algunos mechones rebeldes y cortos caer por su frente. Vistiendo un hanbok gris con blanco, decorado con grandes listones negros. Sus profundos ojos verdes, totalmente atentos a su persona, mirandolo con ilusión.

— ¿Esta listo, príncipe? — se inclino un poco, extendiendo su mano hacia él.

— Listo — le sonrió, tomando la mano que le era extendida, caminando al lado de su primetido.

Del palacio se fueron en carruaje hasta el gran templo que estaba repleto de invitados, decorado con rosas de color blanco y rosa pálido, luciendo tan vivas a diferencia de las que yacían muertas en los jardines al rededor.

La mirada de todos los invitados se posó en ellos, como si fuesen la mismísima novia quien entraba al templo. No debían ser muy listos para saber que murmuraban preguntándose como es que el príncipe de Daegu estaba comprometido con el misterioso heredero de la mística Busan.

Aparte de llamar la atención al lucir tan elegantes y felices como nunca lo hubiesen imaginado dadas las historias conocidas de aquel reino y el evidente miedo que se le tenía al principe Jeon, a pesar de tener una apariencia de infarto, lo misterioso y serio no se lo quitaba ni en su rostro perfilado y perfecto.

Sentados junto al resto de la familia real de Busan, siendo también invitados al festejo ante la alianza que ya se estaba formando entre ambos reinos, uniéndose también el hijo mayor de los Kim a esa misteriosa familia.

Kim Taehyung desde el día en que esa sortija de diamante azul se posaba en su anular había dejado de pertenecer al círculo real de Daegu, tomando un cargo más importante en aquel reino lejano y desconocido, pero no menos bello que los demás

Mystery Kingdom | Kookv Donde viven las historias. Descúbrelo ahora