18 ๑ peppermint mocha

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Domingo en la mañana. Sakusa Kiyoomi pasó las primeras horas del día haciendo uso de su buena estatura para ayudar a sus tíos a decorar la entrada a la cafetería con guirnaldas verdes entre esferas de color rojo brillante mientras Motoya armaba un árbol de navidad en una esquina usualmente despejada en el interior del local. Para cuando terminaron con la ligera decoración, ya era hora de abrir y recibir a los primeros clientes de la mañana.

Si era sincero, Kiyoomi no entendía cuál era el afán por querer darle un toque navideño al lugar estando ya a mediados de diciembre. Es decir, el resto de los propietarios en la misma calle habían decorado sus negocios en pleno noviembre, casi apenas Halloween terminó. Si lo estaban haciendo como estrategia de marketing, no resultaría muy bien. 

—Kiyoomi-chan, recuerda recomendar las bebidas especiales a todos los clientes hoy —pidió su tía cuando abrieron, hablando con un entusiasmo que él no compartía para nada.

Tal como le fue solicitado por su empleadora, pasó toda la mañana recibiendo a los clientes con un "bienvenido" antes de escupirle de memoria todo lo exclusivo que la cafetería tenía para ofrecer durante la época festiva, aunque ahorrándose la frase: "todas hechas para calentar su corazón en esta fría temporada" al final de la actualización del menú; a diferencia de Mika, quien recitaba aquello como si lo disfrutase.

No hacía mucho desde que Kiyoomi trabajaba a tiempo completo el último día de la semana, pero ya estaba acostumbrado al horario y adecuado al momento del día en que podía retirarse a almorzar; a lo que no se acostumbraba aún, era a Tsumu apareciéndose, pues este nunca tenía un horario del todo fijo y cuando estaba por convencerse de que simplemente ya no iría, el sujeto llegaba sonriendo a labios cerrados bajo el sonido de la campanilla. En ese momento, fue exactamente cuando regresaba de comer.

—¡Omi Omi! —saludó, sentándose en el lugar habitual. 

Mika y Motoya acababan de retirarse a su propia hora de colación, así que estaba atendiendo completamente solo durante la hora menos concurrida, apenas acompañado por su tío que servía el café en la barra en lugar de estar dentro de la cocina como era usual.  

—Veo que al fin les vino el espíritu navideño encima, creí que eran un lugar fiel al budismo o algo así y por eso no se inmiscuían en estas tradiciones —habló el rubio, listo para comenzar con su monólogo acostumbrado del que Kiyoomi estaba cada vez un poco menos harto—. Me equivoqué. Es muy cálido aquí.

Kiyoomi inhaló profundamente y se preparó mentalmente para hablar.

—Bienvenido —dijo, sin conseguir oírse animado—. ¿Qué vas...? ¿Qué va a ordenar? Desde hoy y por el resto del mes estamos ofreciendo una serie de bebidas frías y calientes con temática navideña. ¿Le gustaría probar?

Perfecto. Casi perfecto, solo le faltó el entusiasmo y la sonrisa de Mika. No obstante, Tsumu parecía realmente contento con su ofrecimiento. 

—Oh, bien —inició el rubio; entrelazó los dedos de ambas manos y recargó el mentón sobre ellos—. ¿Cuál le recomendarías a un amigo? 

—¿Tengo que pensar en ti como mi amigo? —respondió Kiyoomi tras un bufido, sin poder esconder su ligero disgusto por la pregunta. 

—¿Qué? ¿No sabes? ¿Acaso no tienes ningún amigo? 

Sí, no tenía. Dio en el clavo. No es que se llevase mal con todo el mundo, pero la verdad era que no era cercano a nadie como para llamarlo "amigo" ni siquiera superficialmente. Motoya era su única opción, sin embargo, el lazo sanguíneo que los unía impedía que declarara aquello sin sonar patético. 

—Actuando de esa manera, seguramente eres tú quien no tiene muchos amigos, ¿verdad? —contraatacó Kiyoomi. 

Tsumu cruzó sus brazos frente a su pecho y se reclinó hacia atrás; su expresión no denotaba ninguna emoción en específico, tal vez solo una leve indiferencia hacia el tema.

—¿Cómo supiste? —La cara que Kiyoomi puso debió dejar ver por completo su incomodidad ya que enseguida el rubio agregó—: No me importa. Mi hermano es mi mejor amigo y el único que aunque quiera no va a poder abandonarme hasta el final. —En su interior, el mesero le dio una disculpa a Motoya por considerar penoso el verlo como un amigo aun siendo familia, pero Tsumu rápidamente alejó esa idea—. ¿Pero y qué? ¿Acaso tú eres alguien popular?

El tono con el que habló no dejó a libre interpretación el si se estaba mofando o no: Fue claramente una burla repleta de insinuación. Kiyoomi estaba avergonzado de haberle tenido pena por un instante a ese mocoso maleducado... Si es que resultaba ser a su lado un mocoso. 

—Para que te quede claro: Yo no le desagrado a la gente, la gente me desagrada a mí —anunció antes de dar media vuelta y caminar hacia el barista en turno. 

—¿A dónde vas? —cuestionó en voz alta Tsumu.

—Por la especialidad navideña, ¡un moca de menta y pimienta! Te fascinará —explicó para luego mascullar a sí mismo—: porque haré que te ahogues con la pimienta.

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⏰ Última actualización: Apr 07, 2021 ⏰

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