Capítulo Uno

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La noche estrellada y la luz de la luna eran las únicas que se colaban por la ventana en esa recámara grande, dos cuerpos estaban acostados en la única cama matrimonial situada en la cálida habitación, mientras ambos se abrazaban y platicaban a la par.

Yeonjun y Soobin estaban casados desde hace ya tres años, su matrimonio iba de bien a mejor pues siempre se contaban todo; a todas horas se mandaban mensajes cuando el pálido estaba en la empresa y siempre hacían cualquier cosa que el contrario quisiera. Eran un claro ejemplo para decir que la llama del amor nunca se apagaba si dos personas ponían de su parte.

En cierto punto, después de un año y seis meses de casados, a Soobin se le vino la grata idea de tener un bebé, aunque bueno, muchas veces fueron rechazados en los centros de adopción.

Tenían todo para mantener un hijo, dinero, una casa grande, familia que los apoyaba; pero su error, según los del orfanato, era que eran dos hombres y que un niño no podía crecer en un ambiente de dos hombres homosexuales.

Ya después de un tiempo esas ideas fueron olvidadas.

Tampoco querían rentar un vientre por el riesgo a que la chica al final se echará para atrás y no les entregara al bebé.

Finalmente siguieron su vida normal.

Yeonjun amaba con todo su ser a Soobin, verlo todas las mañanas a su lado en la cama, compartir el desayuno, ver películas todos los fines de semana, salir a pasear a cualquier lugar y a cualquier hora, siendo día o noche.

Como en esta ocasión.

— Andaaa —Soobin alargó la última vocal haciendo un berrinche, a la par que tenía un adorable puchero mientras se subía encima de su esposo.

— Bebé, es muy tarde como para ir por helado con un clima de trece grados —Yeonjun rodeó el cuerpo delgado y escondió su rostro en la curva de su cuello y hombro repartiendo besos húmedos—. Mejor entremos en calor.

El menor rió y negó mientras se separaba y posicionaba sus manos en el pecho del Choi mayor, haciendo círculos coquetos. Lo único que tenía en mente era convencer a su marido, no era necesario todo eso, sólo dos besos y el pálido haría lo que quisiera.

— Llegando puedes, no sé —se encogió de hombros —, embarrar aquí — Tomó las manos de Yeonjun y las paso por su cuello—. Y luego aquí —Bajó estas a su pecho sonriendo —. Puedes terminar aquí —con lentitud deslizó sus dedos por su parte baja viendo como el contrario tragaba duro mientras lo veía, expectante.

—Vamos, antes de que cierren.

Soobin rió y se levantó seguido del mayor para empezar a vestirse.

𝐈𝐭'𝐬 𝐎𝐤𝐚𝐲, 𝐁𝐚𝐛𝐲 𝐑𝐢𝐤𝐢

La puerta del supermercado que estaba abierto las veinticuatro horas sonó cuando fue cerrada, Soobin entrelazo su brazo con el del mayor ya que en la otra tenía la bolsa con varios botes de helado y barras de chocolate. Los dos reían por un chiste que el menor contó, aunque bueno, Yeonjun lo hacía para no hacer sentir mal a su esposo o que este se enojara.

— ¿Veremos una película? —Preguntó a lo que Yeonjun negó.

— Tengo otros planes.

Dieron vuelta en la primera esquina donde se unieron más, sabían que aquella calle no era nombrada por muy segura, pero era obligatorio pasar por allí si es que querian llegar al departamento.

Justamente pasaron cerca de un callejón cuando a Soobin se le fue la sangre del rostro y apretó el brazo de su esposo.

Un pequeño lamento se escuchó dentro de los botes de basura.

It's Okay, Baby Riki « YeonBin┇SooJun » Donde viven las historias. Descúbrelo ahora