Capítulo 6: Un caos inolvidable

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¿Esto es una broma? No, peor, es un mal sueño. Esto no puede ser cierto.

El descontrol se ha hecho presente en el lugar, el bullicio hace imposible entender exactamente qué dicen pero una cosa es clara: esto es un completo caos. ¿Misión cumplida? Definitivamente no, porque ésta no es la boda correcta.

No se supone que esto debería de haber pasado.

―¡¿Qué demonios está pasando aquí?! ―El estruendoso grito de un hombre logra apaciguar momentáneamente los murmullos.

―¡Jan, estamos en una iglesia, por Dios! ―lo reprende una mujer a su lado, y tomando en cuenta que ambos se encuentran en los bancos del lado del novio, estoy suponiendo que son parte de su familia, probablemente sus padres.

―Te dije que te casarás con Dawson... ―le dice una anciana en la segunda fila, apoyada en un bastón, baja y con rostro más arrugado que una uva pasa.

―No empieces, mamá.

―¡Basta! ¿Alguien me puede explicar qué está sucediendo? ―interviene otra vez el hombre, que ahora sé que se llama Jan.

Podría responderle, pero la verdad es que ni yo mismo acabo de entender cómo fue que llegamos a esto.

―Lo que sucede, señor, es que esta boda no puede proseguir. ―Un nuevo jadeo grupal se escucha ante la afirmación de Raven―. Hui de mi propia boda y estoy aquí para impedir que se cometa un grave error.

―¿De qué error estás hablando, niña? ¿Y quién eres tú? ―Su dura mirada se posa por unos instantes en mí y estoy tentado a salir corriendo. El problema es que acabo de darme cuenta que en las filas de atrás se encuentra ni más ni menos que los compañeros de Grant, todos altos, musculosos y nada contentos por el alboroto. Enormes jugadores de baloncesto que parecen dispuestos a darme una paliza.

Oh oh.

―Yo no soy nadie, señor ―me apresuro a defender mi bienestar físico―. Creo que hubo una gigantesca equivocación.

―¿Lo crees?

―Definitivamente la hubo ―Asiento repetidas veces, nervioso―. Al menos por mi parte ―añado observando brevemente a la inesperada chica también vestida de novia.

―Cam, ¿qué haces aquí? ―inquiere Blair, quien todavía no parece creer que en verdad estoy aquí, en su boda.

―¿Lo conoces, entonces? ―le interroga el novio, confundido y cada vez más irritado.

Tal vez sí debería empezar a huir.

―Sí. Él era mi amigo de la infancia.

Sí, esa es una manera corta de definir nuestra relación.

―Espera. ¿Éste idiota es Cameron Gardner? ―Me apunta y trago saliva. El hecho de que sepa de mí no me resulta buen augurio, mucho menos por su tono y expresión cada vez más furiosa.

Al Estilo De Los RompebodasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora