Una sonrisa de satisfacción se encuentra plasmada en mi rostro mientras todavía escucho los gritos de terror de los invitados, provocados por la inesperada aparición de mis pequeños amiguitos dentro de la enorme iglesia.
A pesar de que pienso vanagloriarme un poco frente a Cam ―El ego no siempre se infla solo―, entrar no fue una verdadera proeza pues, como le dije aquella vez, había estudiado el lugar para tener conocimiento de cualquier rincón que pudiera sernos útil en la misión. Este no era un encargo cualquiera, y por ello sabía que necesitábamos ser lo más precavidos y astutos posible, por lo menos para mi parte del plan. Y por el ruidoso alboroto, sabía que había valido la pena.
Con sigilo regreso a la puerta lateral que había descubierto en mi estudio y salgo de la iglesia, con las cajas en mano, dispuesto a ir hacia mi auto para guardarlas y esperar a mi mejor amigo. Sé que debe estar un tanto molesto porque no le conté nada acerca de mi plan de introducir animales en medio de la ceremonia, sin embargo hay que recordar que yo le di la oportunidad y él no quiso. Bueno, no tuvo tiempo porque se distrajo al vernos llegar al lugar.
Los minutos transcurren, y al no ver aún acto de aparición de mi amigo por la ceremonial puerta doble, decido cruzar otra vez la carretera e ir en su búsqueda, esperando que no le estén dando una paliza. Lo último que necesitamos es un "camarón frito", ¿cierto? Sí, un chiste interno; soy genial.
Apenas estoy pisando los primeros escalones, pudiendo ya escuchar a la perfección el frenético bullicio en el interior de la iglesia, veo salir en un trote apresurado a Raven Blossom ataviada en un vestido de novia. ¿Qué? Su mirada permanece baja mientras desciende las escaleras de cemento, sin percatarse que camina directamente hacia mí. Mi cerebro parece haber sufrido un corto circuito porque no encuentro la destreza o inteligencia para moverme de su camino, por lo que sucede lo esperado: chocamos.
Por acto reflejo, coloco mis manos en sus codos para evitar que caiga, agradeciendo que el impacto no fuera fuerte para haberme hecho caer hacia atrás y terminar con un chichón o el medio cráneo abierto. Su mirada por fin se conecta con la mía y siento el aire salir de mis pulmones por la impresión. Sus ojos chocolates acumulan una marea de lágrimas y sentimientos que despiertan en mí algo que no esperaba sentir hoy: arrepentimiento. Arrepentimiento por boicotear el que se supone debería ser el día más feliz para toda novia. Su boda. Una boda que arruiné.
Ella es la primera en sacudirse de la sorpresa y, murmurando una suave disculpa, se libera de mi agarre para rodearme y continuar descendiendo los últimos escalones. No obstante, logro reaccionar, y la intercepto en su huida. De nuevo sorprendida, mira mis dedos alrededor de su muñeca antes de subir a mis ojos, enseñando su entrecejo ligeramente hundido, así que el suelto mostrándole mis palmas en son de paz.
―¿Estás bien? ―Apenas la oración sale de mi boca, quiero golpearme por lo estúpido de mi pregunta. Obvio que no está bien. Y es, parcialmente, por mi culpa.
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Al Estilo De Los Rompebodas
General FictionUn par de mejores amigos. Un trabajo peculiar. Un encargo inusual. Un pequeño error y un caos monumental. La misión era aparentemente simple: irrumpir en una boda y arruinarla. Pero, cuando un error numérico da la dirección incorrecta de la ceremoni...