La noche me pide, que beba unos tragos, de amarga tristeza y un poco de soledad.
Ella se esconde, entre mis
manos, pidiendome a gritos un gran abrazo.
La noche se escapa, como una cualquiera, dejando resaca, dentro de mi cama, ella se va así nada más, dejando un insomnio en esa mi almohada.
La noche bohemia, me da algunas letras, para escribirle, lo mucho, que la quiero yo a ella, perdido entre vasos de vino y mezcal, me pierdo en sus brazos, así nada mas.
La noche se marcha una vez más, la pierdo de nuevo, pues ya está amaneciendo y ella se va, con los primeros rayos de sol, mas siempre regresa, al atardecer, a darme sus besos y un poco más de placer.
La noche me enseña una vez más, lo bello que es su personalidad, inquieta y sublime me hace aullar, a su fiel compañera la obscuridad.
Luna y estrellas sea han de observar, gracias a ella mi amante fugaz, pues se que me abandonará, una vez más, cuando la madrugada, de paso al amanecer.
La noche me pide que beba unos tragos, pero ahora de sueños y de realidad, para con ella, poder disfrutar, de todo lo bello que la vida nos da.
