Avery me sonríe mientras repasa algunos de los horarios y normas estándar y procedimientos.
—Sé que es mucho para tomar, pero una vez que te familiarices con ellos, no tendrás que pensar dos veces acerca de ello.
Ella asiente y nos mira a mí y a Zander. Él está sentado en el sofá, con su deshilachado perro de felpa aferrado a su pecho, mirando la televisión.
—¿Cuál es su historia? —pregunta en voz baja.
Miro por encima de mi hombro a Zander y sonrío. Si bien todavía no habla mucho, además de esporádicas palabras aquí y allá, desde que estuvimos en la pista de carreras, parece estar haciéndolo mejor. Está interactuando un poco más con los chicos, y puedo ver rastros de emoción en su rostro mientras antes estaba en blanco.
La terapeuta dice que está empezando a participar, comenzando a interactuar con ella. Es un comienzo. El progreso requiere tiempo. Protectora de mis chicos como una gallina clueca, rara vez comparto sus historias hasta que un nuevo empleado ha estado conmigo por un tiempo.
—Ese es Zander. No habla mucho, pero estamos trabajando en ello. Se encontró en una situación áspera con la que está lidiando internamente. Lo logrará sin embargo.
Ella me da una mirada inquisitiva, pero ignoro su interés y comienzo a revisar el siguiente grupo de procedimientos. Suena el timbre de la puerta y la inesperada interrupción me sobresalta. Jax está en su práctica de béisbol con Shane y Connor, de modo que me levanto para abrir la puerta.
Cuando miro a través de la mirilla, soy atrapada con la guardia baja con la visión de la hermana de Peeta. Abro la puerta con cautela, la curiosidad sacando lo mejor de mí.
—¡Qué sorpresa! Hola, Quinlan. —Trato de sonreír alegremente hacia ella al tiempo que mi corazón late rápidamente por su presencia. Me maravilla cuán dulce se ve, cómo una mujer tan hermosa puede infundir tal ansiedad en mí.
—Katniss. —Ella asiente, sus labios perfectos no forman una sonrisa—. Vine a hacer un tour por el lugar antes de hacer una donación al proyecto nuevo. Quiero saber exactamente en qué será utilizado mi dinero.
Bueno, ¡hola a ti también! Sonrío con fuerza, invitándola a entrar. Podría, al menos, tratarme con un poco de calidez, cualquier cosa para derretir su gélida fachada. ¿Qué demonios hice para merecer esta deliberada frialdad?
—Estaré encantada de darte un tour —fuerzo, deseando poder apañarme a otro empleado para que le muestre los alrededores, pero mis modales y profesionalidad ganan. Además, algo me dice que esta pequeña visita es algo más que checar las instalaciones de una donación. Me pego una sonrisa falsa en la cara—. Por favor, sígueme.
Le informo a Avery que queda a cargo de vigilar a los chicos y luego procedo a mostrarle a Quinlan toda la instalación y a explicarle sus beneficios. Probablemente divago, pero ella no hace ninguna pregunta. Más bien acaba mirándome todo el tiempo con tranquila apreciación crítica. Y después de unos veinte minutos, me doy cuenta de que la inspección no la está haciéndosela a la casa o lo que tiene que ofrecerles a mis chicos. Es solamente a mí.
Ya he tenido suficiente.
Echo un vistazo para asegurarme de que todos los chicos están todavía jugando en la calle con Avery antes de volverme para enfrentarla.
—¿Por qué estás realmente aquí, Quinlan? —Mi tono coincide con el vete a la mierda que siento.
—Para ver si la instalación es digna de mi donación —responde demasiado dulce para ser verdad. Ella sostiene mi mirada, pero veo algo parpadeando en los ojos de la reina del hielo.

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Demonios
Teen FictionPeeta Mellark: atractivo, arrogante, casanova, boca-sucia. Si esa es la cara que muestra al mundo para ocultar los demonios que lo atormentan día a día. Katniss Everdeen: decidida, gentil, guapa. Otra cara, una máscara para ocultar sus demonios. Dos...