Pov. Peeta
—¿Los tienes ahora, Jax? —pregunto a medida que veo a Scooter comprar un poco de mierda azucarada en el bar de botanas con el dinero que le di. Shane negó. El pendejo sigue con la cara verde. No iba a comer nada por un tiempo, a menos que quisiera regresarlo.
Ah, los dulces recuerdos de ser un adolescente y de ser iluminado como un árbol de Navidad de mierda. No puedo evitar sentir pena por él, pero a la mierda si no es un poco raro ver este rito de paso.
Jax se ajusta su gorra de béisbol, mueve su bate hacia abajo y se acerca a mí.
—Sí, los tengo. —Llega a mí y nos damos la mano—. Gracias por... —Levanta la barbilla en dirección a Shane.
—No hay problema —me río—. No es nada como mi primer baile con el maldito fondo de la botella, pero hablé con él.
—Gracias. ¿Kat cambió de opinión? ¿No vendrá?
—No. —Niego cuando veo Ricky dar una media vuelta y sacar la bola de la zona del estadio durante su práctica de bateo. Silbo para que sepa que lo vi y tiene la más linda maldita sonrisa en su cara cuando me mira. Sé más que nadie que el reconocimiento de alguna forma es un camino largo de mierda.
—Lo hará. Supongo que Zander tuvo una mañana difícil para que no quisiera que él desfilara delante de la prensa. Así que me llevé a los niños, con la esperanza de que me siguiera.
Malditos buitres. Miro hacia el aparcamiento a la Range Rover y veo a todos de pie allí, cámaras colgadas al cuello, lentes de largo alcance apuntando hacia mí; con la esperanza de atraparme... joder si sé lo que en un pequeño juego de la liga infantil. Pero mierda, mantengan la distancia y no me bombardeen cuando estoy con los chicos, y estoy un poco sorprendido. ¿Desde cuándo tienen malditos modales? No es como que estoy haciendo nada interesante detrás de las gradas y creando más putos infundados hijos ilegítimos.
—En fin... —Me encojo de hombros—... parece haber funcionado.
Jax se ríe mientras mira a la multitud de ellos en el estacionamiento.
—¿Eso crees? Es una locura hombre, vivir con eso todo el tiempo. ¿Alguna vez te acostumbras a ello?
—¿Puede un coche rodar sin llantas? —Es la más estúpida pregunta de la vida pero es Jax. El amigo es genial. Cuida de Kat.
—Es cierto —dice con una inclinación de cabeza.
Hago un poco más de pequeña charla con él antes de ir a darles a las malditas bolsas de parásitos junto a mi coche las fotos de cerca que les darán un poco de dinero. Que espero los mantenga a raya por otro maldito día.
Me golpean con sus malditas cámaras mientras camino junto a ellos y me toma todo lo que tengo para no lanzarles un puñete porque carajos si no se sentiría bien simplemente dejarse llevar y hacerlo. Al diablo con Chase. Sus palabras me detienen solo porque lastimaría a Kat si hago que el chico malo imprudente se vuelva loco al ser presionado con la mierda de sus malditas preguntas sobre ser una rompe hogares.
Al diablo con las promesas. Que se jodan todos en el infierno. Es por eso que nunca las hago. Nunca se las hice antes a Katniss de todos modos. Quién habría pensado que llegaría el día en que sería un maldito cobarde y estaría bien con eso.
Añade otra capa de hielo al infierno porque se ha convertido en el círculo ártico de mierda con la mierda que está cambiándome.
Le dije que estaba tratando de ser un maldito mejor hombre. Bueno, que me jodan. No sabía que íbamos a ser lanzados a esta maldita tormenta que nos tiraría en todas direcciones con un puto tirón.

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Demonios
Teen FictionPeeta Mellark: atractivo, arrogante, casanova, boca-sucia. Si esa es la cara que muestra al mundo para ocultar los demonios que lo atormentan día a día. Katniss Everdeen: decidida, gentil, guapa. Otra cara, una máscara para ocultar sus demonios. Dos...