Epílogo (FINAL DE SAGA)

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¡POR FIN! jajaja siento alivio de poder terminar esta gran saga... disculpen por durar más de 1 año en terminar esta adaptación, pero ya está terminada. En junio la estaré publicando en formato PDF, en el link de DRIVE. 

Disfruten este final.


EPÍLOGO


Pov. Peeta

Ocho meses después.


La turbulencia me despierta de una sacudida.

Bueno, eso es lo que le diré a la veintena de personas al otro lado de la puerta. Porque seguro como la mierda que no es la turbulencia lo que me despierta. No. Es la mano de Kat deslizándose en mis pantalones, las uñas cosquilleando mis bolas y labios suaves como la mierda, besando la parte inferior de mi mandíbula.

—Kat... —Suspiro.

—Quédate quieto —advierte contra mi piel, mi cuerpo ya completamente alerta ante esta inesperada llamada de atención. Su otra mano se desliza por debajo de mi camisa. Uñas contra piel desnuda. Dientes mordisqueando el lóbulo de mi oreja.

Cálido aliento contra mi cuello.

—Tu madre tiene a Ace. Estabas dormido. Y yo estoy cachonda.

Bueno, maldita sea.

Echo un vistazo a la puerta de la cabina, visualmente asegurándome de que el pestillo está puesto antes de echar mi cabeza hacia atrás y cerrar los ojos. Entonces su lengua hace algo que envía una sacudida de electricidad derechita a mi espina dorsal, conectando donde sus dedos me acarician lentamente.

—Cachonda es bueno. —Sus labios se encuentran con los míos mientras se sube a horcajadas sobre mí. Lenguas y dientes. Codicia y necesidad. Húmedo contra duro. Maldita sea, está caliente. Sexy, y jodidamente caliente—. Pero va a llevar mucho más que te diga dónde vamos.

El tartamudeo en su movimiento me dice que estoy en lo correcto, conozco su juego: confesión por orgasmo. No es una mala manera de ser torturado, pero mis labios están sellados.

Tal vez voy a esperar a decirle eso, sin embargo. He estado en muchos lugares con ella, pero el club de las alturas no es uno de ellos.

Tal vez es hora de aventurarse allí.

Se sienta, una burla en su mirada y determinación en su rostro. Pero ese puchero en sus labios me dice que es una artimaña para cambiar mi opinión.

No funcionará, Kat.

—Supongo que tendré que cuidar de mí misma entonces.

No te atrevas. Mis ojos lo dicen, pero los labios no. Estoy demasiado enfocado en sus manos viajando sobre sus tetas, pezones duros visibles a través del algodón fino, hasta donde levantan su falda suelta centímetro a centímetro. Y luego desaparecen bajo la tela fluida, así que no puedo ver una mierda. Pero estoy seguro como la mierda que veo su cabeza caer hacia atrás, los labios abrirse y escuchar el suspiro que cae de sus labios mientras sus manos comienzan a moverse en un movimiento que conozco muy bien. Trazos rápidos de su dedo para añadir fricción a su clítoris.

Hijo de puta.

Otro gemido silencioso. Su espalda se arquea. Tetas se empujan hacia delante. Manos se mueven más rápido, más duro. Su falda se eleva para mostrar la excitación lograda en sus dedos.

DemoniosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora