6.Juntos

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El sol se levantaba ya en lo alto del cielo e iluminaba todo a su paso, el día era realmente precioso allá afuera, pero eso a Han no le importaba tanto como ver el rostro de su pequeño Lu, quién se encontraba aun dormido sobre su brazo, debido a lo ajetreada que había estado la noche anterior.

El alado llevaba horas mirando cada pequeña facción de aquel rostro, miraba cada una con tanta dedicación que seguro a esas alturas ya había memorizado la forma levemente acorazonada de sus labios, el largo de sus pestañas, la forma casi perfecta de su nariz, el grosor de sus cejas, el color negro de su cabello y la forma levemente ondulada de este, y muchos pequeños detalles más.

El joven descansaba plácidamente en su cama sin saber que su belleza matutina provocaba que dentro de Han se llevará a cabo un gran debate entre tocar o no la mejilla con tono carmesí del susodicho, no quería despertarlo e interrumpir su descanso si su toque era demasiado fuerte, pero en verdad tenía la necesidad de sentir su calidez, su mano se encontraba en un vaivén cerca de Lu cuando de pronto unos ojos adormilados lo miraban confundidos.

-¿Qué se supone que ibas a hacer?- tomó entonces la mano del ángel- ¿a caso querías aprovecharte de mi mientras estaba dormido ya que por fin puedes tocarme? eso no sería muy profesional de tu parte Hani- acerco la mano del mencionado y deposito un beso en ella sin despegar su vista del rostro sonrojado de cierto ángel.

-Qu-que tontería estas diciendo- zafó su mano del agarre y desvió la mirada- soló quería taparte la boca para que dejaras de ser tan ruidoso, ¿sabías que roncas super fuerte y duermes horrible? nunca había visto a un humano moverse tanto mientras duerme y mucho menos esa cantidad de baba salir de la boca de alguien, seguro que te deshidrataste- se levantó de la cama- déjame traerte un vaso de agua- salió del cuarto en dirección a la cocina.

Era la primera vez que Luca disfrutaba en demasía ver el rostro de su ángel frente suyo justo al despertar, quizá porque ahora había un pequeño gran detalle que diferenciaba esta ocasión de las demás: por fin podía tocarlo y sentir su suave piel, pero no era sólo eso, sino que también le había entregado su corazón y este había sido bien recibido.

¿A caso había algo mejor que ser amado con la misma intensidad que se ama? se preguntaba Luca con una enorme sonrisa en los labios, y a pesar de saber que eso no iba a durar tanto como él quisiera, debido a que el tiempo pasaba diferente para ambos y además pertenecían a mundos diferentes; planeaba disfrutar cada segundo que pasará junto a su ángel.

-Dios, por favor permíteme vivir lo suficiente para entregarle a Han al menos una gota del mar de amor que siento por él- pidió en sus adentros, sin saber que su deseo se escribía en la lista de "pedidos a Dios".

-Volví Lu- dijo el ángel mientras tomaba asiento al ras de la cama- y temo que morirás deshidratado porque olvidé que no puedo tocar nada- una pequeña sonrisa se asomó- bueno además de ti, en fin, no traje el vaso de agua conmigo- suspiró.

-No te preocupes Hani, estaré bien, me basta con tenerte a mi lado- en un movimiento rápido tumbó al alado en la cama quedando sobre él- además debo decirte que me alegra demasiado saber que lo único que puedas tocar sea yo, porque soy alguien a quien no le gusta compartir lo que es suyo-.

Sus rostros estaban a pocos centímetros y luego de un pequeño silencio y varias miradas cargadas de amor, sus labios por fin volvían a estar juntos, no había pasado demasiado tiempo desde su último encuentro pero se extrañaban con demasiada intensidad que si no fuera porque el ojimiel necesitaba aire para vivir, seguro seguirían con el beso hasta el final de los tiempos.

El castigo de DiosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora