La luna estaba ahora ocupando el lugar del sol en el cielo, afuera el aire era cálido por alguna razón y las estrellas tintineaban como queriendo llamar la atención de alguien, pero nada de eso le importaba al ángel, estaba demasiado nervioso como para notar que afuera la luz de la luna iluminaba las calles, él solo quería, más bien, necesitaba solo una cosa y era la respuesta del joven que se encontraba a una chica ebria de distancia.
-Llegamos joven- dijo una voz ronca asiendo pegar un pequeño brinco al distraído alado.
-Muchas gracias señor- Luca extendió su mano dándole el dinero por su servicio- que pase linda noche y de nuevo gracias- dicho esto jalo el cuerpo de la chica y como pudo la puso sobre su espalda.
El taxi se alejó por la calle dejando al chico atrás. El ojimiel entró al edificio, tomó el elevador con destino al piso 8 y esperó pacientemente hasta llegar a el, una vez ahí busco el departamento de Lisa quien antes de quedarse dormida le dio las llaves de este por lo que Luca pudo entrar sin muchos problemas; fácilmente encontró la cama, pues el departamento no era demasiado grande, y colocó a la chica ahí, la tapó con la sabana para luego escribir una pequeña nota diciendo donde dejaba las llaves y que esperaba que estuviera bien, al dejar a Lisa segura en su cama, salió del departamento para tomar nuevamente el ascensor y pulso el botón con el número 1.
-Fue una larga noche cierto- el ángel no sabía que más decir para romper el silencio, desde que pregunto por la "broma", el chico no había hablado para nada con él y eso lo inquietaba, podía comprender que no le contestara en el taxi, pues el chófer estaba ahí, pero porque no dijo nada estando en el departamento de Lisa, ella estaba ya dormida, no podía escucharlos y si lo hacía seguro lo iba a olvidar. Quizá nunca debió preguntar aquello y dejarlo pasar, fingir que nunca lo escuchó, pero cómo haría eso si su corazón pedía desesperado una respuesta a su pregunta.
El ascensor había llegado ya a su destino, Luca salió como si nada y detrás suyo iba Han con el rostro agachado perdido en sus pensamientos. Al salir del edificio el chico puso su mirada en el cielo y por fin les dio toda la atención que querían a las estrellas, y la luna comenzó a brillar con más fuerza que antes, como si supiera que alguien al fin la miraba.
Luego de un largo silencio observando el cielo nocturno, Lu por fin habló -Creo que es el momento perfecto para pedir mi deseo, así que lo haré- Luca dió media vuelta para quedar de frente con el ángel y pudo ver un poco de sorpresa en su rostro- ¿o acaso lo olvidaste?- preguntó.
-Cla-claro que no, ¿cómo podría olvidarlo?- preguntó indignado, pero la verdad era que lo había olvidado por completo, todo el asunto de Lisa y la "confesión" estuvieron ocupando su mente y la promesa de cumplirle un deseo al chico se había ido de sus recuerdos.
-Yo...- el más alto de ellos desvió la mirada y con una mano trató de cubrir el color rosa de sus mejillas- yo.. qui-qui.. to-to-las palabras no querían abandonar sus labios, pues se aferran a ellos dejando escapar solo algunas sílabas que no tenía ninguna coherencia solas.
Han miraba aquella escena un poco confundido -¿Estas bien?, como que te veo un poco raro- se acercó más a Luca observándolo detenidamente- tu cara está muy colorada y estás temblando, ¡¿Esta borracho?!- dijo casi gritando.
-¡¿Qué?! ¡No! Solo estoy un poco nervioso- un pequeño suspiro escapó de su boca- es un poco complicado para mí decirte mi deseo-.
-Vamos Lu ¿Qué tan complicado debe ser? A menos que...- el chico sintió que su corazón se detenía a causa de los nervios ¿A caso el alado lo sabía?-...¡¡quieras ser joven por siempre a causa de lo que te dije cuando estábamos en el baño!!- el aire volvía a Luca- vamos Lu, no puedo concederte eso, tienes que aceptarte tal cual como eres..-.
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El castigo de Dios
AcakHan trabajó duro para ser un ángel guardián, pero nunca imaginó enamorarse del chico que debía cuidar, él sabía bien que sería castigado por ello pero ¿Qué tan grave podría ser?