9. Sueños

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 Su mirada se encontraba perdida en algún punto del inmenso cielo oscuro mientras la luna brillaba majestuosa en lo alto acompañada de las estrellas. Se sentía relajado y seguro estando ahí, en aquel lugar que le era tan familiar a pesar de no recordar haberlo visto alguna vez en su corta vida; una ráfaga de viento acaricio su mejilla con la fuerza suficiente para  hacerlo cubrirse el rostro y cerrar los ojos por unos segundos, cuando los abrió se topo con la silueta de alguien frente a él, de inmediato su pecho comenzó a latir con rapidez, pero no debido al miedo o sorpresa, sino más bien a la emoción de tenerla frente, una extraña oleada de felicidad lo abarcó por completo.

- ..mi deseo..- susurro aquella figura mientras se acercaba un poco más a él-...déjame sentirte...-cada palabra lo llenaba sin saber exactamente porque.

 El chico levantó lentamente su mano con dirección a la silueta con la intención de poder tocarla-... yo te quiero más..- dijo casi involuntariamente. Cuando su mano se acercaba más a su objetivo, en su mente comenzaron a surgir algunas dudas ¿quién era aquella persona o cosa? ¿en donde se encontraba exactamente? o ¿por qué había dicho eso último?, pero, a pesar de no encontrar respuesta alguna, el chico se sentía feliz, sin embargo, cuando estaba a escasos centímetros de satisfacer su necesidad de tocar aquello frente a él, en un abrir y cerrar de ojos el escenario cambio completamente.

 Todo era confuso a su alrededor. Su cuerpo se sentía pesado y no lograba ver nada con claridad pues sus ojos apenas podían permanecer abiertos por algunos segundos, con mucho esfuerzo logró distinguir que se encontraba tendido en el piso de alguna habitación blanca, además, una punzada le atacaba la espalda a ratos. El tiempo parecía no pasar, y la duda de no saber en donde estaba le ponía los nervios de punta, de esa manera, no tardo mucho para que la angustia comenzara a carcomer cada rastro de tranquilidad que encontraba, dejando un sentimiento horroroso de desesperación y miedo, de pronto, alguien apareció al lado suyo, sin embargo solo podía ver su boca moverse, como si estuviera hablando, pero él no era capaz de escuchar nada además de fuerte un zumbido que atacaba violentamente sus oídos, hasta que aquella persona ceso el movimiento de sus labios. 

- no importa ya..- dijo el chico tendido en el suelo sin escuchar su voz. 

- No digas tonterías...- le respondió la persona al lado suyo, quien, a pesar de poder escucharla al fin, sonaba distorsionada y parecía alejarse, pero aún de esa manera, podía transmitir dolor y tristeza en cada palabra -...tu siempre estarás conmigo...- para sorpresa del joven, la voz sonaba más clara y fuerte, el rostro se iba volviendo más nítido también y sentía que comenzaba a recordar algo, solo necesitaba oír un poco más aquella voz, solo un poco más y todo estaría claro por fin-..¡Tú..-. 

-¡¡Hijo levántate ya, llegarás tarde a la escuela!!- el gritó de su madre lo despertó de inmediato, y seguro también a sus vecinos.

-Oye bobo levántate ya si no quieres que mamá sea quien venga a...- era su hermana quien había irrumpido en su habitación sin tocar la puerta como era ya costumbre- oye espera...- decía mientras se acercaba de a poco a su cama- ¿estas llorando otra vez?- al escucharla, el chico llevó su mano rápidamente a su mejilla para interrumpir el camino de una lagrima- jajaja no cabe duda que el otoño esta terminando- dicho eso la chica dio media vuelta para salir de la habitación.

Era la misma situación desde que tenía memoria, e incluso desde antes según le contó su madre, todos los años, 22 días antes de que terminara el otoño, el chico siempre despertaba con lágrimas en los ojos y con el sensación de que algo le faltaba, además, no podía recordar nada de su sueño, lo cual era extraño ya que, fuera de ese día, no olvidaba ni un detalle de sus sueños.

El castigo de DiosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora