El pelinegro no quería que el contrario seguiera preguntando más sobre lo que creyó escuchar, no encontraba forma de hacerlo callar, así que su mejor opción y la primera que se le vino a la cabeza en unos milisegundos, fue juntar sus labios a los de él para que no continuara.Al principio ese era su objetivo, callarlo, pero al permanecer así por un momento, se le olvidó porque había hecho eso, la sensación era tan linda y cálida. Se sentía demasiado bien.
Le estaba gustando aquel toque, aunque él se negaba, su mente y conciencia decían lo contrario, ya no pudo separarse del menor, no quería hacerlo, era como si estuviera en alguna especie de paraíso muy bonito para ser real.
Comenzó inconscientemente a crear un ligero vaivén, los labios ajenos tenían un muy dulce sabor que podría dorgarse con ellos. Nunca antes había dado un beso, él lo sabía, era ridículo, así que esto era nuevo para él, por lo que se sentía como un niño descubriendo un nuevo lugar.
El momento era tan hermoso que quería quedarse así por mucho tiempo más, de no ser por un ruido que provenía detrás de ellos, ambos reaccionaron y se separaron rápidamente, encontrando a la madre del pelinegro parada en la puerta de la cocina, viéndolos con una sonrisa y notable asombro.
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La mujer se estaba aburriendo de estar acostada todo el día, así que pensó en bajar un momento, con cuidado tomó las muletas que estaban a un lado de la cama, y lentamente se levantó de la cama.
Avanzaba despacio, pues nunca había usado unas muletas, pero no tardó mucho en adaptarse al cambio.
Se preguntó cómo bajaría las escaleras, así que intentó de una manera, la cuál funcionó a la primera.
Siguió avanzando hasta llegar a la cocina, la puerta estaba entreabierta, por lo que pensó que ambos chicos seguirían dentro, pero grande fue su sorpresa al abrir la puerta despacio y encontrar a su hijo y amigo besándose.
Se sorprendió mucho por lo que veía, pues su hijo nunca pareció interesado por nadie, tampoco era una mujer de mente cerrada, pero era increíble ver a su hijo tan serio, en un beso con otra persona, se sintió emocionada, tal vez sus instintos de confiar en aquel chico de lindos ojos era correcto.
No hizo ruido, quería seguir observando pues se miraban tan lindos juntos, pero perdió el equilibrio e intentó afirmarse de la manija de la puerta, pero no lo logró y terminó tirando un jarrón.
Vió como ambos se separaron abruptamente y se giraron a verla con el rostro sonrojado y los labios algo rojos.
—Mamá, yo...
—Señora, lo siento. No quería...
Ambos intentaban explicar la situación, pero no podían.
—Tranquilos, no pasa nada. — Sonrió.
—Pero mamá...-
—Shhh, está bien. No estoy molesta por si eso creen, estoy muy contenta a decir verdad. Me alegra que estén juntos
—Oh, señora. Nosotros no... — Juntó las manos nervioso debajo de la mesa.
—¿No? ¿Pero...?
—Te explico luego madre. Sólo, creo que olvidé algo en mi habitación. — Salió básicamente corriendo del lugar.
La mayor tomó asiento al lado del pelirrojo, viéndolo aún con su sonrisa.
—¿Me dirás qué pasa?
—No lo sé. — Apretó los labios. —En verdad no sé que pasó.
—Ya veo. Pero no te preocupes, en realidad, me encantaría que le dieras un poco de felicidad a mi hijo, y creo que tú eres el indicado. Lo presiento. — Tomó las manos del menor.
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Mi chico de ojos morados {YoonSeok}
Romance-suéltalo idiota!! - gritó con furia. -no le vuelvas a poner una mano encima - amenazó. Jung Hoseok, un chico muy lindo y con un corazón bondadoso, quien día a día sufre de bullying en cualquier parte a causa de sus ojos color morado. Un día inesper...