01

49 10 16
                                    


Estaba sentada en el laboratorio frente a el sistema de ventilado, era un día súper caluroso y a pesar de llevar hasta el último de mis rubios cabellos rebeldes en un moño desarreglado me estaba derritiendo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Estaba sentada en el laboratorio frente a el sistema de ventilado, era un día súper caluroso y a pesar de llevar hasta el último de mis rubios cabellos rebeldes en un moño desarreglado me estaba derritiendo. Como consecuencia del deterioro ambiental el clima nunca había vuelto a ser como era, la vegetación con la que convivíamos se había adaptado al cambio brusco y me daba un poco de envidia porque en los cambios de clima solía enfermar mucho.

La puerta de entrada se abre dejándome ver a mi hermano mayor, Miles, sus rubios rulos le bailaban por la cabeza haciéndolo lucir muy joven a pesar de ser el primero de nosotros. En sus brazos carga una caja  plástica con un montón de cosas dentro.

- ¿Te vas de casa o qué? - pregunto en broma.

Me mira con una cara de desagrado.

- Para ser la princesa Caterina II eres verdaderamente un fastidio- me responde con supuesta molestia.

Miles me lleva casi 15 años, fue el primero de nosotros y yo un error de cálculos o eso decía mi madre. Pero a pesar de esa diferencia era un muy buen hermano mayor, uno con el que podía bromear.

- Perdón, bueno entonces hermano mayor, por favor dime que tienes allí- le extiendo la mano, él me toma de los dedos dándome un apretón.

- Encontré un viejo proyecto que creo que puedo arreglar, ayudaría en la sala de sanación. - deja la caja sobre su escritorio junto a mí.

Recorre la silla para sentarse en ella haciendo una exclamación de cansancio.

- ¿Por qué cargaste una caja tan pesada si puedes traerla con tu mente? – me estiro para toma uno de los archivos de encima de la caja.

- Depender de tus habilidades no es algo que me agrade, soy un genio no necesito esas habilidades, tú tampoco, por cierto. - me mira de reojo y me sonríe, saca unas carpetas llenas de papeles.

- Si no los requiriéramos, no los tendríamos, dime que es eso- intentó tomarlo, pero lo arrebata- eres tan grosero- me cruzo de brazos.

- Es el castigo por ser la menor, por cierto, Valentina quiere que la lleves a ese restaurante de caramelos que le gusta ir, dijo algo de comer un venus no sé qué- me rio de él, porque siempre se está confundido con lo que su hija le dice- encontré los viejos planos de mi papá, son sobre una máquina que permitirá a los sanadores curar a varios a la vez, sería perfecta para las guerras, mi idea es modificarla y hacerla portátil así cuando estén en plena pelea ellos salvarán a nuestros soldados. -

- Eso sería muy útil, aunque no hay muchas guerras últimamente-

- La paz no dura siempre Nina, un día alguien querrá lo que tenemos y vendrá a tomarlo, alguno de los otros reinos quizá-

HEIWADonde viven las historias. Descúbrelo ahora