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Caterina

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Caterina.

Durante un largo rato la sala se llena de argumentos e ideas, todos intentan llegar a un acuerdo para lograr llegar hasta mi padre, según entiendo si obtienen algo de él toda esta conspiración estaría en peligro, al parecer mi padre ocupaba un lugar importante aquí.

Miro a toda esta gente y me pregunto si tendrán una razón parecida a la de mi hermano, miro a Stefan preguntándome que le habría motivado para dirigir esta rebelión. Muchas veces mis hermanos me han llamado ilusa al hablar sobre lo prospero de Heiwa, sus palabras nunca tuvieron sentido en mi mente, pero ahora, pensando un poco, tal vez si tenían razón, pero mi crédulo corazón nunca quiso escuchar entre líneas. Me abuelo fue siempre un creyente fiel de la grandeza de nuestro reino, sin duda, esa ensoñación se me trasmitió haciéndome pensar que estaba en la utopía perfecta; por muy estúpido que se escuche romper esa ensoñación me dolía un poco.

- Supongo que tu cerebro está funcionando- murmura mirándome la mujer frente a mí del otro lado de la sala.

Le miro confundida ante sus palabras. Sé quién es, su nombre es Nelly, la dueña de la casa de adivinación, el cual también es un burdel, la gente dice que su habilidad es tan fuerte que el mismo Jones le pidió trabajar para él pero ella siempre se negó.

- Disculpa, pero no entiendo- respondo sintiéndome observada.

Me sonríe.

- Llevas un rato allí de pie mirando a todos, guardas silencio como si tuvieras un pensamiento muy bueno, según se eres un genio, cuéntanos que piensas, tal vez tu tengas las soluciones. – sus palabras son amables, aun asi la miro desconfiada.

- No sabía que tenía opinión- digo insegura de si esto es una trampa o no.

Su risa suave se escucha, ella se cubre la boca con una mano. Es muy bonita, sus suaves facciones son llamativas.

- No luces como alguien que pide permiso para hablar. - enarca una ceja mirándome con diversión. - mi nombre es Nelly, tal vez no lo sepas, muchos no lo hacen, pero mi habilidad es la precognición, me agras asi que te pediré que me permitas tomar tu mano, no hay nadie que no desea saber su futuro- su perspicacia llena su rostro.

Entre cierro los ojos. Estoy sorprendida, porque su habilidad es tan rara que solo dos personas en Heiwa tienen ese poder y una trabaja para el rey.

- Lo siento, pero no quiero hacerlo, honestamente no es mi deseo saber si moriré mañana. - extrañamente siento que a ninguno en la sala le ha gustado mi respuesta.

Los miro juzgándome con la mirada. Su risa llama mi atención.

- Dale la mano – ordena Daniel, su mirada es dura y con desconfianza.- ¿ no escuchaste? Dale la mano. - vuelve a ordenar en un tono más duro

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