Del odio al amor. (Capítulo 24)

4.2K 334 33
                                    

No asimilaba bien las cosas.

Era un poco absurdo que hace unos cuantos meses, haya conocido a un detestable chico que me hizo sentir algo con una simple mirada. Y aún más absurdo, que todavía hace unos cuantos días lo odiara con todo mi ser, y que justo en este momento, estuviese bajo su increíble tacto, y su prepotente erección.

Vamos, respira. 

Nada me importaba. Sabía que estaba mal, pero nada me importaba. Simplemente me estaba dejando llevar por sus expertas manos.

Jimin daba pequeñas mordidas en mi cuello, y mi cuerpo se estremecía a más no poder. 

—No puedo contigo, eres una maldita tentación... —me decía con los dientes apretados.

Estaba tocando mi cuerpo. Mis piernas, mis caderas, mi cintura, mi boca, mis pechos.

Mi corazón.

Se separó de mí y ágilmente me sacó la blusa. No puse ni un poco de resistencia.

Quedé semidesnuda de las caderas para arriba, debajo de él. Realmente agradecía haberme puesto mi mejor sostén.

Se dejó caer de nuevo a mi boca, y volvió a tomar uno de mis pechos con su mano, masajeándolo con delicadeza. Mi cabeza podía explotar en cualquier segundo. Realmente deseaba a este chico, y mi cuerpo comenzaba a perder el control de sí mismo.

Entonces, sin dejar de besarlo, pasé suavemente mi mano viajando desde su pecho desnudo, pasando por su increíble abdomen, hasta llegar a su parte más íntima.

Dude un poco, pero lo hice. Por encima de la ropa, puse firmemente mi mano sobre su erección.

Santo Dios...

Jadeó y pude escuchar un leve gemido ahogado desde su garganta, mientras que su cuerpo se tensó junto al mío. Sí, definitivamente no se lo esperaba.

Comencé a darle pequeñas caricias ahí, sin dejar de besarlo. Lograba escuchar sus pequeños gemidos casi imperceptibles, que intentaba esconder. Sus pequeños jadeos que penetraban mis labios junto a los suyos.

Dios, Jimin.

Podía sentir todo el calor subiendo por mi espalda. 

Subí un poco las manos, y desabroché el botón de su pantalón. Y como pude, comencé a bajarle lentamente los pantalones.

"¡Cielos! ¡No te conocía así!" Me hablaba mi pequeña subconsciente, con los ojos bien abiertos.

Yo estaba tomando la iniciativa de la situación. Mi mente me decía que me detuviera, que las cosas podrían terminar mal, que Jimin podría pensar mal de una chica así, pero no lo hice. Realmente no podía detenerme. 

El deseo que sólo él me provocaba era más fuertes que mi propia voluntad.

Se separó de mis labios, y clavó su mirada sobre mí. Me miraba con tanto deseo, tan agitado, que creí que podría hacerme el amor con la mirada. 

—¿Estás consciente de lo que podría pasar si sigues? —preguntó entrecortadamente. 

—No realmente...

—No podré detenerme. Realmente no podré, no contigo.

—Pues, no te detengas...

Me miró sin decir ni una sola palabra.

—¿Estás segura?

—Contigo... no lo dudaría ni un segundo...

Me miró conmocionado, y en un instante los ojos le volvieron a arder en deseo lanzándose a mis labios. 

Una flor sin pétalosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora