Las Pruebas de los Reyes Dragón, la prueba de Mut Rashere

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La partida de Relianse dejo al grupo con un vacío en el corazón, el grupo de amigos sintió pronto el efecto de su partida y una aletargada pena se extendía incluso en el alma de quien pronto mostraría su verdadera lealtad y traicionaría al grupo.

Linwëlin se había puesto, gracias a su magia, en contacto con ella de modo que sabía  que uno de los dragones la apoyaría en la misión que decidiría aquella guerra en favor de la reina elfa.

— El momento ha llegado — Mut Rashere, el único rey dragón que no había dado una prueba habló  sacando a todos de sus propios pensamientos — con el orbe y la espada, las dos hechiceras de su grupo deberían ser capaces de realizar el ritual que otorgará el signo de la luz a un portador. — Sea esta pues mi prueba: utilicen la espada y el orbe y despierten el poder en su candidato, logren su cometido o fallen en favor de sus enemigos.

— ¿Cómo, sin cantito? —  Nathy, volviendo un poco a su carácter, parecía sorprendida con la sencillez del dragón — esperaba una gran oda para esta prueba— afirmo algo seria.

—   Basta de impertinencias —El dragón, molesto por la nueva falta de respeto abrió las alas amenazador — ¿Hozas faltar el respeto al mas sabio de los reyes, al hechicero supremo de este consejo?

—   No planeamos faltarle al respeto — Yin tomo la palabra — debe disculparnos todos nos encontramos algo agobiados por la muerte y la partida de nuestros compañeros.

—   Por esta vez aceptaré tus disculpas portador — el dragón bajó la guardia — ahora es hora de partir; ¡cumplan mi prueba o regresen, derrotados y sin nuestro apoyo,  a su patética batalla!

Las palabras del dragón resonaron en aquella cámara, los miembros de aquel grupo conocían la importancia de aquel momento: Linwëlin tenía en su grupo a la portadora del fuego, mientras que ellos poseían al portador del viento;  los portadores del agua y de la tierra habían huido y sus paraderos eran una incógnita para todos. La guerra, entonces,  podría resolverse a favor de quien lograra convertirse en portador de la luz.

Las cosas se perfilaban se planteaban claras para los traidores, deberían atacar en el momento preciso: justo antes de finalizarse el ritual, cuando el signo estuviera listo para dejar la espada, ellos debían tomarla y llevarla a su Señora, de ese modo, el signo se posicionaría en ella.

— La atención al momento preciso es la clave, yo señalare ese momento — el dragón traidor había hablado directamente a la mente de su cómplice — espera mi señal.

Imperceptiblemente para el resto de sus compañeros, el elemento traidor preparó su arma, y se dispuso a tomar el lugar que le correspondía dentro de aquella ceremonia, a la mínima señal del dragón, atacaría y tomaría la espada.

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Felipe, se colocó en medio del círculo lleno de runas antáricas que Nathalie y Dina habían según las instrucciones del ritual. Nathy sostenía el Orbe de Nivek, mientras que Dina sostenía la espada que convertiría a Felipe en el portador de la luz. Yin, por su parte,  concentraba el poder del viento en torno a ellos mientras que, los dragones, llenaban dicho aire con un extraño fuego dorado.

Las  hechiceras comenzaron el ritual tal y como habían practicado casi hasta el agotamiento por cada vez que tenían tiempo, juntas comenzaron el extraño cántico: "Varim, Talok, Manü, Sabalek, Tar".

Juntas repitieron el canto a medida que rotaban en torno a Felipe, al mismo paso y cuidadosamente en el sentido de las agujas del reloj… hasta que, finalmente, el orbe comenzó a emitir un resplandor dorado y la espada, en respuesta a aquel brillo, comenzó a agitarse y vibrar. La hechiceras supieron entonces que era momento de proseguir, variando el canto y dándole la instrucción a Yin para que convoque el viento azul.  Las hechiceras continuaron con un cantico diferente: "Sablet, Tif, Ghöthe, Sabte" mientras que Felipe parecía cubrirse por aquel extraño resplandor y entrar en una especie de trance profundo. Fue entonces que el resplandor comenzó a dejar la espada. El dragón supo que el momento había llegado, imperceptiblemente, cambió ligeramente el color de su llama, indicándole a su secuaz que debía actuar.

Nathalie y los Portadores de los ElementosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora