— Es mi turno de jugar — En cuanto Tuan Rahsia , su compañero en el trono de los dragones verdes hubo declarado la victoria de las campeonas, una poderosa voz exclamó mientras una lama azul iluminaba a un gigantesco y bien fornido dragón — yo soy Otot Murni, el más fuerte de los siete reyes, escuchen con cuidado el canto de la fuerza:
Dentro de una fortaleza
Sobre una colina
Reside con gran belleza
En vaina serpentina
La espada reguardada
Por el amo sombrío
Y su sombría criada
Traigan de vuelta lo que es mío
Y una gran recompensa poseerán
Fallen y sus ilusiones se perderán
Antes de darse cuenta, Yin y Felipe se vieron transportados al pie de una inmensa colina, sobre la cual esta se divisaba una imponente fortaleza. Como había ocurrido con Dina y Relianse, todos pudieron ver a sus amigos gracias a las aguas del estanque.
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— ¡Por Dios!, ¿Tú? — Yin y Felipe exclamaron al mismo tiempo.
— ¿Al menos recuerdas algo de la poesía del lagarto? — Yin preguntó sin ocultar su enojo.
— Por lo que a mí respecta debemos subir el monte y golpear algunas caras —Fue todo lo que Felipe dio por respuesta.
— Sirve para mí — Yin aprobó.
Tras casi media mañana subiendo aquella gigantesca colina, los eventuales compañeros descubrieron un extraño poblado a medio camino en medio de una extensa meseta; buscando recuperar fuerzas y conseguir algunas provisiones, ambos entraron en el poblado, en el que, al parecer, todos se encontraban encerrados en sus casas dejando desiertas las calles.
— Seguro los asustaste — Yin se burlo de Felipe — por que con esa cara…
— Calla hadito — Felipe respondió serio, pero intentando fastidiar a Yin— escucho algo— el muchacho agudizó el oído
— ¡Un brujo con su demonio personal! — un fuerte grito sacó a ambos de sus pensamientos.
Sorprendidos, ambos vieron como una multitud enardecida salía de sus casas, y al verlos, arremetían contra ellos. Intentando esquivarlos descubrieron que la mayoría de sus agresores eran humanos vestidos de negro impecable de pies a cabeza, con un extraño y ridículo sombrero de copa y armados con y tridentes de labranza para utilizarlos como armas.
— Ay no… puritanos — murmuró Felipe
— ¿Puritanos? — inquirió Yin mientas se disponía a escapar de la turba linchadora.
— Si sujetos extraños con ideas aún más extrañas — Felipe respondió rápidamente.
Mientras corrían Felipe explicaba la situación a Yin intentado salir del pueblo lo más pronto posible y, tras perder a sus agresores, seguir con su camino. Lamentablemente no lo lograron, pues, cuando se encontraban casi a las afueras del pueblo, varios sujetos, cayeron de los techos de algunas casas y soltando una fina red sobre ambos, capturaron a los aventureros.
Tras unos segundos intentado liberarse, un fornido hombre, quizá el líder de la comunidad, ayudado con un mazo, golpeó ligeramente a Felipe, dejándolo inconsciente, para luego levantar un poco la red y capturar a Yin entre sus manos.
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— Despierta, bella durmiente — la voz apagada de Yin llegaba a los oídos de Felipe con dificultad.
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Nathalie y los Portadores de los Elementos
FantasyLa vida de Nathalie, una muchacha que asegura tener como amigo a un silfo, conoce auqella mañana a Felipe, un nuevo vecino que comparte importantes momentos con ella Tras un trágico suceso, Nathy descubrirá que puede vivir una serie de aventuras que...