Despertar

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  • Dedicado a Natalia
                                    

Yin y su hermana Dhía miraban atónitos el resplandor que emanaba de Nathy, el cual, fue cambiando sutilmente de dorado a rosa hasta permanecer constante en aquel color.

— Es definitiva esto es bueno— Yin no cabía en sí de gozo, pues seguramente, Nathy, con el corazón ya sano, comenzaría a despertar. — Esperemos que el brillo pase y no sea un efecto permanente en ella— continuó el silfo algo pensativo, más aún sonriente.

— ¡Yin! — Dhía había intentado sacarlo de sus pensamientos por un largo instante, pero por más que lo había intentado, su hermano no reaccionó hasta que básicamente gritó en su oído.

— ¿Qué pasa? — El silfo contesto molesto ante lo que sintió como una agresión descarada.

— Pasa que el brillo no es su único problema— Señalo el hada con voz preocupada.

— ¡Rayos! — Yin recién había caído en cuenta del verdadero efecto secundario de la poción — ¡Debemos hacer algo ya mismo!

Dhía, reaccionando más rápido que su hermano, metió la mano en el morral de Yin y armada con un poco de de polvo del sueño, volvió a dormir a Nathy quien despertaría en unas horas.

— Eso no era necesario — Yin reaccionó molesto ante la intromisión de su hermana.

— Eso SI era necesario — Dhía se encontraba preocupada— Rompiste tu record hermanito: dos efectos secundarios derivados de la misma poción.

— En lugar de criticar, podrías ayudar a buscar una solución — Yin miró nuevamente hacia Nathy, descubriendo que los "efectos secundarios" se encontraban mucho más avanzados — ¿Qué hacemos?

— Llevárnosla, Dwen de seguro sabrá qué hacer.

— ¿Llevárnosla? — Creo que somos demasiado pequeños para eso — Yin se detuvo un momento descifrando la mirada de su hermana.

— Por cómo van las cosas, eso no será un problema — Dhía miraba con atención a Nathy, hizo lo más cuerdo que podía hacer, tomando el polvo del sueño que le quedaba a su hermano Dhía recorrió furtiva, pero rápidamente el piso, durmiendo tanto a pacientes y familiares como médicos y enfermeras, tras eso regresó junto a su hermano y se sentó tranquila a esperar.

—0—

Pasados unos minutos, un ruido sobresaltó a los hermanos: el ascensor se había abierto, y alguien había entrado en el piso, encontrándose con todo el personal dormido y soltando un aterrado grito,  Yin en un acto reflejo buscó un poco de polvo del sueño en su morral y con un puñado en la mano salió hacia el pasillo… aunque fue demasiado tarde,  las puerta del ascensor se volvían a cerrar emprendiendo su camino a la recepción del hospital.

Sin saber exactamente cuánto debían esperar, Yin lanzó una pequeña poción contra la puerta.

— ¿Y eso para qué sirve? —preguntó inquieta su hermana.

— Nos dará un poco de tiempo— Yin contestaba sin quitarle la mirada a Nathy, maldiciendo, por primera vez la lentitud que tomaba en realizar su labor completamente el "efecto secundario".

Los minutos siguientes fueron eternos, parecieron horas o incluso días, el silencio sepulcral que los rodeaba, combina con la increíble tensión del aire, hacia que los hermanos no pudiesen moverse del lugar en que se encontraban ni quitasen los ojos de encima a Nathy esperando el momento propicio para llevársela. Repentinamente una voz autoritaria rompió el silencio.

– ¡Abra, es la policía!— Ambos hermanos se vieron, preocupados, si saber qué hacer.

— ¡Abra le digo, o tiraremos la puerta!—Un golpe seco se dio en la puerta, la cual para extrañeza de los policías no cedía pese a ser una delgada puerta de habitación hospitalaria.

Nathalie y los Portadores de los ElementosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora