Paulo Londra

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Paulo

No soy bueno mintiendo así que créanme cuando les digo que no hay peor edad que los 15.

No se lo tomen a mal, a algunas personas no les interesa la edad que tienen. Tienen esa vida que todos quieren, donde nada puede salir mal y pueden ocupar el dinero de sus papitos para conseguir fácilmente cualquier cosa en la vida. 

Que tienen los cuerpos perfectos, rostros hermosos y los cerebros más inteligentes. Parecen tener la mejor suerte de todas, como si Dios les debiera algo tan grande que no puede dejar de darle todo lo que ellos pidan. 

Así que siguen tomando y tomando cosas hasta que llegan al punto de exigirlas, pero nadie les puede decir nada porque entonces el puto rico hará todo un drama. 

Lo he visto 

Suele ser así. Sus vidas son perfectas, no se preocupan por su edad o por sus calificaciones, porque con toda la plata y amigos que tienen, pueden entrar a cualquier disco o fiesta que se les antoje, se saltan las clases cada que quieren, sólo para asistir al día siguiente y pagar por sus notas. 

Y yo no soy ese tipo de gente 

Soy Paulo Londra, un chico de 15 años que intenta pasar la escuela y sobrevivir a eso.

Pero Alejo Acosta, a.k.a el hijo de puta más grande de la escuela, no dejará que eso suceda, me ha estado atormentando todo el año es como si pensara que le debo algo y no se detendrá hasta que se lo pague. 

Lo cual nunca pasará. 

Si tuviera un peso por cada vez que me daña mental y físicamente, tendría dinero suficiente para comprarme todo París. 

No es broma. 

Pero una vez más, es mi culpa. Dejo que me pegue y no se lo cuento a nadie. 

¿Por qué?

Pues digamos que Alejo se enteró de un secreto mío, un secreto tan grande que podría arruinarme.

Así que hicimos un trato, le permito hacerme todo lo que quiera mientras mantenga su boca cerrada. 

Y él lo ha cumplido.

Pero realmente espero que esto termine pronto, usar manga larga 24/7 para cubrir los moretones que me dejan sus golpes y las cicatrices de mis cortadas, es muy cansador. 

"Paulo, baja" Escucho que mi mamá me grita

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"Paulo, baja" Escucho que mi mamá me grita. 

"Ya voy" Respondo, saltando de mi cama hacia el suelo de mi habitación. 

Bajo las escaleras lentamente, tratando de no tropezarme en el camino. 

Créeme, sucede más de lo que podrías pensar. 

Llego al final de las escaleras, camino por la sala para llegar hasta el comedor, veo a mis padres y a mi pequeña hermana sentados a la mesa.

"Ven a sentarte." Dijo mi madre, dándome una cálida sonrisa, no como mi padre que se mantiene inexpresivo.

Adicción // Pauki  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora