Adicción // Pauki

Moretones y cicatrices

~Mauro~

Lo último que recuerdo, fue mi puño yendo directo a su cara

Se tambaleó un poco, gruñendo de dolor.

"¿Quién mierda crees que eres?" Uno de sus amigos gritó.

Por lo que veo va a ser una mala pelea, tres contra dos.

Thomas y yo contra tres pendejos, genial.

Sentí un golpe en mi estómago y me contraje de dolor. Dolió mucho, debo admitirlo, pero me han dado peores golpes.

Por el rabillo del ojo vi a Thomas pelear también.

Recordando que no respondí el golpe, llevé mi puño hasta la mandíbula del chico y lo vi caer al suelo adolorido.

La segunda campana sonó y todos seguíamos peleando.

A este punto ya no sabía quién golpeaba a quién, todos lanzaban piñas aquí y allá, de repente escuchamos pasos detrás de nosotros.

"DETÉNGANSE." Escuché que alguien nos gritó.

Nos dimos la vuelta y vimos al director de pie a menos de un metro de distancia.

"A MI OFICINA. AHORA."

Nos arreglamos la ropa y caminamos hacia su oficina, nadie dijo una sola palabra.

"Cuando lleguen, siéntense y no quiero oírlos hablar." Nos dijo de golpe.

   Bueno, esto se iba a poner interesante.

~Paulo~

Después de lo que pasó con Alejo, me dirigí al baño. Gracias a Dios no había nadie ahí.

Levanté mi camiseta y vi moretones por todas partes, mierda, no será difícil cubrirlos pero voy a necesitar ser más cuidadoso.

Nadie puede saberlo, ni siquiera Lit y Matías.

Tomé una toalla de papel y la humedecí un poco, dando palmaditas sobre mi piel y contrayéndome de dolor por el repentino contacto.

Después de limpiar un poco de sangre que habían dejado las patadas en mi estómago, bajé mi camiseta y salí del baño para ir a clase.

"Sí, corre con tu noviecito, maricón." Escuché que alguien habló.

Miré a la vuelta de la esquina y vi a Mauro y  Alejo lanzándose miradas de furia.

Mauro estaba con un chico llamado Thomas, nos hemos visto antes pero nunca hemos hablado.

Salí de mis pensamientos cuando vi a Mauro lanzándole un puñetazo a Alejo, iniciando una pelea.

Vi al director y corrí hacia él.

"Umm, s-señor," Le dije.

"¿Sí, Paulo?" Me sonrió.

"Hay unos chicos a la vuelta de la esquina p-peleando." Expresé, intentando con todas mis fuerzas no llorar.

El dolor de las patadas estaba comenzando a ser insoportable.

De repente, la campana sonó anunciando la segunda hora.

"Gracias, Paulo. Ve a clase."

"Oh y, señor, ¿podría no decirles que yo le comente que estaban peleando?" Pregunté.

"Como gustes, Paulo." Me sonrió, luego se alejó caminando.

El señor es muy agradable... cuando estás del lado de los buenos.

Me giré y corrí rápidamente a clase, esperando que el maestro me dejara entrar.

~Mauro~

Aprendí que los pibes con los que estábamos peleando Thomas y yo, eran Alejo, Sebastián y Marcos.

Fuimos suspendidos tres días... yay.

Todos íbamos caminando a clase cuando Alejo decidió romper el silencio.

"Perdón otra vez, amigo. Estaba molesto por algo que pasó hoy y la tomé contigo." Dijo, pasando los dedos por entre las hebras de su cabello.

"Está todo bien." Le respondí, suspirando un poco. "He hecho lo mismo que tú antes."

"¿Por qué estabas molesto?" Thomi le preguntó.

"Por un chico estúpido, lo odiamos."

"¿Por qué?" Le pregunté.

"Es tan desagradable, quiero decir, es feo y gordo y siempre tiene una actitud de mierda, además de que es presa fácil." Marcos dijo.

"Oh." Fue todo lo que respondí, no pregunté más porque no era asunto mío. No tenía por qué meterme, ni siquiera si me sentía un poco mal por el chico.

Nos disculpamos y terminaron invitándonos a una fiesta, encontraré una forma de escaparme.

Siempre la encuentro.

~Paulo~

La escuela por fin había terminado y era hora de ir a casa, mi madre me dijo que caminara con Mauro para que él supiera cómo ir y regresar sin que mi madre nos llevara en el auto cada mañana.

Me despedí de Lit y Mati y salí. Vi a Mauro esperándome.

"Te tardaste bastante." Se quejó.

"Como sea." Dije, imitando de manera burlona su voz.

"Sólo enséñame el puto camino." Me gruñó.

Comenzamos el trayecto y nadie dijo una sola palabra, caminábamos lado a lado. Nuestras manos rozaban una con la otra de vez en cuando, haciendo que mi corazón se acelerara un poco.

Mierda.

Como May va a una escuela diferente, usualmente llega a casa antes que nosotros, eso significa que tendré que hacer esto todos los días.

Llegamos a casa y, al entrar, a ambos nos golpeó el olor a comida, un delicioso olor a comida.

Nos dirigimos a la cocina y vimos a mi madre preparando la comida.

"¿Cómo estuvo la escuela?" Mi madre nos preguntó, sin dejar de hacer lo que estaba haciendo.

"No tienes idea." Murmuré para mis adentros mirando hacia el suelo.