Continuación
Nos quedamos dentro de la Terminal St. George para esperar al ferry para regresar a Manhattan.
Durante la media hora que duró nuestra espera, paseamos por los alrededores interiores de la terminal, sin alejarnos mucho de la salida, pues tanto Gustavo como yo teníamos posibilidades de perdernos en medio de fauna desconocida.
Al igual que con la Terminal Whitehall, St. George tenía también tiendas de snacks, así que decidí aprovechar y comprar un pretzel y, por qué no, invitarle uno a Gustavo.
Mi facilidad de confiar en la gente se podría haber extinguido, pero mi generosidad con los que me cayeran bien seguía ahí, por más extraño que pareciera.
¿Gustavo me caía bien? Sí, por supuesto.
Pero recién estaba por comprobar si podía confiar plenamente en él.
Apenas Gustavo vio lo que quería hacer, se interpuso.
-No, déjame pagar a mí - me dijo mientras sacaba su billetera del bolsillo.
-Por favor, permíteme - insistí -. Es lo menos que puedo hacer después de que me hicieras subir al ferry y no perderme de la Estatua.
-Gracias, pero de todas formas insisto - dijo Gus con un ligero rubor en las mejillas.
El que atendía en la tienda se estaba impacientando con nuestra pequeña "discusión".
-Kids, please, I don't have all day. Who's paying for this?
Gustavo y yo nos miramos un rato, hasta que se me ocurrió una loca y arriesgada idea.
-Mira, te propongo algo - dije de inmediato -: yo pago estos pretzels, y tú pagas el almuerzo.
Él sonrió como si fuera un niño al que le dicen que puede montar el carrusel después de terminarse las espinacas de la comida.
Decir que le convenció mi propuesta era quedarse corto.
-Deal - se hizo a un costado y me dejó darle al tipo los billetes.
Nos alejamos del puesto con los pretzels en la mano; estaban ricos, aunque no tanto como para decir que eran dignos de los dioses. Pero por lo menos iban a servir para matar el hambre hasta que regresáramos a Manhattan.
Tampoco faltaron en la espera las chicas que se comían a Gustavo con los ojos y que me miraran con cara de desearme la muerte; sin embargo, no les di la mayor importancia, y para sacarles cachita*, sin pensarlo, tomé el brazo libre de Gustavo e hice que rodeara mis hombros con él.
¿Por qué rayos hiciste eso?
Para fastidiar a esas locas chinchosas*, pues.
¿Estás segura? ¿Entonces por qué estás temblando?
-¿Y por qué esto? - preguntó Gustavo, no incómodo, sino más bien, sorprendido de buena forma.
-Ah, es por...- ahora sí estaba temblando y sudando en pleno frío -...por esas chicas que no dejan de mirarte.
-¿Qué chicas? - volvió a preguntar mientras giraba la cabeza buscando a quiénes me refería.
-Algunas de por allá - respondí señalándolas con la mirada, a unos metros a la derecha; sin embargo, para ese punto, las chicas ni sonrieron cuando lo miraron, sino que más bien, el odio que me lanzaron se intensificó.
Seguí sin darles importancia, y al final, todas terminaron alejándose.
-Oye, ¿estás bien? - me preguntó Gustavo.
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Crecer A Tu Lado - Serie A TU LADO I [COMPLETA]
FanfictionAngie descubre en plena prom que su novio le es infiel con su mejor amiga. Tras dicha traición, se convence por completo de que las mejores amigas apuñalan por la espalda, y que los chicos sirven solamente para todo lo que sea sexo y mujeres. Sus p...