Crecer A Tu Lado - Serie A TU LADO I [COMPLETA]

32. Vencer los miedos

Continuación

Me di cuenta de que era una batalla perdida cuando me terminé en un santiamén las dos enchiladas de queso que venían en la fuente personal, y de que, además de eso, las estaba untando de lo poco de guacamole que quedaba en el plato ya vacío de los nachos.

Gustavo me observaba divertido mientras se concentraba en sus propias enchiladas.

-Vaya- dijo cuando vio que me estaba por terminar la comida -, tenías hambre.

-Sí, ganaste - admití con pesadez -, pero será mejor que tengas a la mano una bolsa de papel.

Él se rió ante lo que dije.

-No te preocupes, no pasará nada - dijo -. Bueno, si ya terminaste, es hora de irnos.

Ni bien terminó de hablar, empezó a sonar mi teléfono; cuando vi la pantalla, vi que se trataba de mi tía Samantha.

-Disculpa, es mi tía Samantha, tengo que contestar - dije antes de aceptar la llamada y ponerla en altavoz para escucharla mejor -. Hello?

-¡Angie, darling! - respondió ella -. ¿Cómo va todo? ¿Regresarás a tiempo para el almuerzo?

Me di cuenta de que no había avisado en casa que me iba a demorar más de lo que pensé.

-Ah, sorry, aunt Samantha, pero acabo de almorzar con Gustavo - respondí, y deseé haber bajado el volumen del altavoz, porque se escuchó el gritito de emoción de Ellen a través del teléfono, lo que asustó a varios de los comensales alrededor.

-OMG! Ok, Angie, don't worry. Have a good time - dijo mi tía Samantha como disculpándose -¡Pero regresa antes del anochecer, porque es domingo!

-No se preocupe, señora Rodríguez - añadió Gustavo acercándose al micrófono del celular -, su bella sobrina estará en casa antes de las seis.

Después de emitir grititos de emoción, mi tía finalmente se despidió y colgó el teléfono.

-Gustavo - dije, si sigues llamándome "bella" o "hermosa" todo el tiempo, voy a pensar que lo dices en serio.

-Y si tú sigues diciendo esas cosas, voy a pensar que también tienes problemas de autoestima - respondió él, con un tono más serio -. En serio, Angie, ¿es que nunca te has visto en el espejo?

Lo que dijo me hizo ruborizar.

-Es que...nunca me habían llamado así...sólo mis padres, ni siquiera...-iba a decir el nombre de mi ex novio, pero Gustavo de inmediato supo a quién me refería.

-Un punto más a mi favor, ¿verdad? - preguntó, pero no me dio tiempo de responder, porque llamó a que le trajeran la cuenta -. Hora de cumplir mi parte del trato. 

La mesera se acercó y le pasó el ticket del pago. 

-Thank you, is the tip included? - preguntó Gustavo a la chica. 

-Sí, yes - respondió la chica. 

Mientras Gustavo pagaba la cuenta, me di cuenta de que, incluso en ese pequeño detalle, Nueva York era tan distinta a Lima: allí, la propina era opcional, y no había que preguntar si incluía propina, más bien se le daba el diez por ciento del total al mesero directamente, y a veces incluso veía que mis padres dajaban un poco menos de lo usual.

-Gracias, thank you - dijo al final la chica antes de alejarse con una sonrisa, sin dejar de mirar a Gustavo; tanto así que casi hizo caer a un compañero suyo que llevaba una botella de vino. 

Ignoré esa ocurrencia, y seguí a Gustavo hacia la puerta del local. 

-Ok, eso sí fue nuevo - dije.