Capítulo #4: "Nuevo Héroe"

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Capítulo #4: "Nuevo Héroe"

Aún mi mente es prisionera de las drogas que mezcladas con el alcohol no me hacen bien. Su agarre encima de mi cabeza, se mantiene firme, mis piernas se mueven para evitar ser abiertas, sus labios continúan rozando mi piel, su aliento etílico es embriagador, su tacto me da asco y cada vez siento más ira.

Cierro mis ojos, no quiero pensar en esto. Viajo al recuerdo en la biblioteca donde salí despavorida sin ni siquiera darle una explicación a Alex. Recuerdo su mirada alegre al declarar sus ganas de conocerme, pero quien sabe si al conocerme se da cuenta lo patética y sensible que soy. Lo compleja que es mi mente.

Se escucha un disparo que me saca de mis pensamientos. Vuelvo al mundo real, donde veo como aquel rubio tiene su mano colocada en su hombro y por encima de sus manos salen algunas gotas de sangre, no parece una heridas de gravedad, pero la verdad no espero que se mejore pronto. Coloqué una de mis manos sobre su herida, haciéndole sufrir. Un fuerte quejido salió de su boca como si se desgarrara un poco su garganta.

El chico se aleja de mi, pero no antes de que unas gotas caigan sobre mi cara y mi vestido, un pequeño grito de mi boca se escapaba, y aquel rubio con su hombre dañado sale huyendo de la escena. Veo cómo una sombra se acerca a mi.

— ¿Hola? — me dice una voz masculina desde mi espalda — ¿estas bien pequeña? — se acerca más a mi, me giro y logro ver su rostro, un rubio de ojos verdes y piel morena, de unos 30 años de edad, tiene una pistola en su mano y en la otro trae una ramera, la coloca encima de mi espalda.

Su espalda esta recta, sus hombros son anchos y su cuerpo está rígido.

Entendí que fue lo que sucedió, el me salvó, pero ¿quién es él? ¿De dónde salió? ¿A qué vino? No estoy dispuesta a pensar en todo esto ahora mismo.

— ¿Quien es usted? — mi voz aún es débil y me costo decir aquellas palabras.

— Mi nombre es Kevin — Sonríe y pasa sus manos por mis hombros, creo que intenta calmarme — Te llevaré en mi auto a casa — me aparto.

— No gracias puedo conducir sola, mi auto está aquí. — me intento poner de pie, pero mi cabeza aún da vueltas, se me hace difícil, él me sujeta, es fuerte. — Puedo ir sola — soy testaruda como siempre, él sonríe y me continúa ayudando.

Entro en mi auto que no estaba muy lejos. Me siento dentro y decido respirar por unos segundos. Colocó en aire acondicionado al máximo para refrescarme. Tomo una botella de agua de las que llevo siempre en el asiento de atrás. Me observo por el retrovisor, veo moretón en mi labio, una marca en la frente, veo unas manchas de sangre en mi rostro cerca de mi ceja izquierda, tomo una toalla húmeda de mi bolso y limpio toda esa sangre. Respiro profundo y comienzo el viaje hasta mi casa, veo como un auto me sigue, no sé quién es, es un Toyota oscuro el cual jamás he visto. Llego a mi casa y dejo el auto fuera de casa, voy camino a la puerta aún con estos tacones poco cómodos, caigo varias veces antes de poder continuar para llegar a mi casa. Entro y me detengo a mirar por la ventana, y allí estaba en la esquina aquel auto oscuro. Me sobresalto, intento calmarme, el día ha estado un tanto inquieto. Tomo una cerveza de mi nevera para sentir su sabor refrescante en mi cuerpo.

Subí las escaleras hasta el baño del segundo piso, preparo el agua caliente y entro a la ducha, no dejo de recordar lo sucedido, siento sus manos sobre mi piel y siento asco de mi misma, frotó muy fuerte todo mi cuerpo intento borrar cada huella dactilar de la existencia de ese hombre sobre mi cuerpo, no sé cómo sentirme, pero me siento sucia y idiota, mi cabello también lo estoy lavando, quiero quitarme todo el olor, sabor y rastro de que esa persona toco mi cuerpo. Su sabor y su olor etílico continuaba sintiéndolo como si fuese incontrolable.

ConociéndoteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora