Ya era de día, y una rayita de luz entraba por la ventana. Estaba en la cama,, volviendo al mundo real, ya que lo que ha pasado probablemente sea un sueño. Abrí los ojos, con la esperanza de encontrarme en mi cuarto, pero para nada. No era mi cuarto, y esa grata sorpresa me alegró, recordando que todo lo que había ocurrido, no era más que la realidad. Una suave sábana, tapaba casi todo mi cuerpo, hasta un poco más arriba de la cintura.
-Buenos días, princesa-Me arrodeé en la cama, para ver de dónde procedía esa voz- ¿Has dormido bien?
Era Dani. Se sentó en la cama, dejando un espacio entre nosotros, para poner una bandeja con el desayuno de los dos. Tenía el cabello despeinado, vestía con una camiseta de manga corta, nos pantalones marrones y deportivas. Se pusiera lo que se pusiera, iba guapo de todas formas. Se inclinó hacia mí y me besó la frente.
-Te quiero-Susurró. Esto tenía que ser un sueño, un sueño demasiado bonito para ser verdad.-¿No dices nada?
-Dame un minuto-Me puse las manos en la cara-Es que me he levantado rara.
-¿Cómo que rara?-Inclinó la cabeza con curiosidad en sus ojos.
-Pues que tengo la sensación de que esto es un sueño-Le sonreí tiernamente.
-Menos mal que es un sueño –Hizo una mueca muy graciosa- Y no una pesadilla.
Reí a carcajadas, y él se unió poco después a mí.
-¿Qué te apetece hacer hoy?-Me preguntó aún riendo.
-Pues.. –Reí- Terminar de despertarme.
En ese momento el cogió la bandeja del desayuno y la uso en la mesita de noche, luego se dio la vuelta, cogió su almohada, ya que había dos en vez de una entera, y me dio con ella en toda la cara.
Luego me miró serio, intentando no reír.
-Bueno días Laura –Y estalló a carcajadas
-Con que esas tenemos ¿No? –Reí, cogí mi almohada y se la estampé en toda la cara.
-¡Uhh…! ¡Qué miedo me das!-Le intenté dar otra vez con la almohada, pero se bajó de la cama, esquivando mi almohada.
-Ahora verás, -Soné amenazante, pero la risa me delataba.
-Ven gatita, ven –Me hizo ven con un dedo, mientras me sonreía con esa sonrisa tan traviesa.
-Grr –Saqué los colmillos, o al menos, lo intenté. Él puso los ojos en blanco y fui a por él. Estuvimos corriendo por todo el cuarto y pegándonos con las almohadas, hasta que se rompieron, y sacamos todas las plumas.
-Mira lo que has hecho-Me dijo señalando su almohada, que estaba más vacía que la mía. Le hice un nudo a mi almohada para que no se le escaparan más plumas, y le pegué a Dani en la cabeza con ella.
-Para que veas, que esta gatita no se anda con chomineos –reí a carcajadas- Grrr –Volví a reír-
-Este tigre tampoco-Me miró con una ceja levantada, tiró su almohada, y se acercó a mí con una sonrisa muy traviesa, que indicaba que me iba a devolver mi travesura.
-Oh, oh… -Eché a andar hacia atrás y me topé con la cama, tenía intención de saltármela, pero él fue más rápido, me cogió y me echó a sus hombros. Salimos de la habitación y fuimos bajando las escaleras.
-Dani… -Le pegué en la espalda suavemente- Dani, ¿Qué me vas ha hacer?-Reí, y le cogí los pantalones y se los subí para arriba.
-Niña mala-Me pegó en las piernas riendo.
