~Narra Dani~
Observé cómo mi chica salía por la puerta y miré al suelo. El padre de Laura se levantó y fue hacia una especie de bodegón, pero en pequeño. ¿Minibodegón, puede ser?
-¿Quieres algo de beber? -Dijo echándose vino en una copa.
-No, yo no bebo -Esto de que ni bebo ni fumo.. jugará a mi favor.. espero.
-Bien que haces, esto es muy adictivo -Rió- Bueno, háblame.
-¿De qué quiere que le hable? -Le miré mientras se sentaba y me miraba a los ojos.
-De ella -Lo dijo en un tono, como si fuese obvio... Que claro, por una parte lo era. Sonreí como un niño pequeño, cuando le dan una piruleta.
-Quiero saber cómo la quieres, qué piensas de ella y tal... -Dio un sorbo al vino
Junte mis manos y pensé en ella.
-Bueno.. realmente, la quiero de mil maneras.. de mil maneras y más, es lo más importante para mi. Ella es la única que puede sacarme una sonrisa. La única que llevo siempre en mi corazón, la que no me saco de la cabeza... ni quiero hacerlo. Créame si le digo, que por ella me levanto todos los días, con la seguridad y la satisfacción de que la veré, que veré su sonrisa, esos ojos oscuros, tan bonitos, ella es la única persona capaz de adivinar lo que me pasa... con sólo mirarme sabe si estoy bien, o mal.. no sé como lo hace, esta chica me fascina, es realmente genial. Es ella, la que con una sola palabra, o con su mirada... ella entera, toca mi alma. Es capaz de llevarme a otro mundo, la amo tal y como es. Me encanta cuando me abraza y me da su apoyo, y me dice cosas para animarme, amo cuando ríe y yo he causado esa risa. Me vuelve loco -Le miré- no piense en el sentido grosero, por favor... -Le seguí mirando- Me gusta tener sus manos, -Separé mis manos haciendo el gesto- cogiendo las mías, me encanta su cabezonería, la ternura que tiene, y cuando las mejillas se le ponen rosadas, es increíblemente adorable... Siento tantas cosas por ella, que no soy capaz de expresarlo con palabras.. permítame, que me corrija, no hay, ni existen, ni existirán suficientes palabras, como para expresar lo que yo siento por ella. -Me acaricié la frente y le miré- La amo.
El padre de Laura, asintió. Tengo miedo de que me eche a patadas. Estoy más nervioso de lo que debería. Voy a tranquilizarme... ¿Pero cómo? Qué difícil es esto...
-De acuerdo -Interrumpió mis pensamientos- Más te vale que no le hagas daño. No quiero verla sufrir, ¿de acuerdo?
Yo asentí, como un niño bueno, pero sinceramente, me tenía acojonado.
-Y por cierto -Se levantó, y se aceró a mi, me dio un manotazo amistoso en el hombro- Bienvenido a la familia, chaval.
Andrés salió por la puerta y yo sonreí, vaya suegros. Relajé los hombros y suspiré. Miré por la ventana, embobado mirando como se movían las nubes. Se abrió otra vez la puerta, y me giré, era mi princesa. Me miró y le sonreí guiñándole un ojo. Se que eso la ponía nerviosa y me gustaba. Le empezó a subir el color a las mejillas. Adorable. Perfecta. Qué bonita es. Me entraron ganas de besarla, de tenerla cerca, de sentir que era mía... Se acercó a mi y me abrazó. Ya no podía más, necesitaba sus labios sobre los míos, la necesitaba a ella. Nunca había sentido esto por alguien... Ella es realmente especial. Me da igual si sus padres entraban y nos pillaban besándonos, acaricié su largo cabello, ella me miraba a los ojos, esos ojos oscuros.. puse mis manos con cuidado a cada lado de su perfecta, y hermosa cara, me acerqué más a ella y la besé. Fue un beso apasionado, éramos como dos piezas de puzle, que encajan a la perfección. Ella se agarró a mi camisa y me acercaba más a ella, eso me hizo ver que ella también me necesitaba, casi tanto como yo a ella.. la quiero tanto. Me sentí feliz de sentirla entre mis brazos.
-Te amo... -Le susurré entre sus labios y la volví a besar.
