Capítulo 15♥

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Dani me agarró bien de la mano, y no me soltó en todo el camino al servicio. Había un montón de gente, por toda la casa. Todos estaban muy juntos, no sé como era que no se agobiaban.. Lógico. Estaban borrachos casi todos. Cómo se iban a enterar. Más de uno me pegó un empujón, pero pasé. Intenté andar lo más rápido. Vi que Leo estaba en una esquina de la sala, con los chicos de las motos de antes.. Nos miró, y él puso la vista en mí. Le miré con asco. Era lo que realmente sentía. Pero aparté rápido la mirada, por si le entraba otra vez la vena, y se levantaba para buscar pelea.. Me fijé en uno de los chicos que estaba con él, también le siguió la mirada y se fijó en nosotros. Leo le susurró algo. No quise prestarle atención. Lo que no sabía era si Dani se estaba dando cuenta de todo aquello.. O era yo, la que se lo imaginaba todo. Nos fuimos acercando a las escaleras, cuando oí un grito.

-¡Eh! -Me paré en seco, no quería peleas otra vez- ¡Vosotros!

Me giré y Dani también se giró conmigo.

-¿Si? -Dije con la voz entrecortada

-¿A dónde vais? -Dijo acercándose

-Íbamos al servicio -Vi que el chico observaba a Dani. Se fijaba en las heridas- Quiero limpiarle las heridas. Si puede ser. -Dije seguido. Por si las mocas.

Empecé a darle vueltas a la cabeza. No podíamos fiarnos de ese chico. Aunque tuviese una expresión amigable. No podía. ¿Y si nos hacían una jugarreta? Fue a ése chico. Estaba segura. Leo le susurró algo a él. A saber que estaría tramando. Dani seguía callado, algo poco habitual en él, ya que me hablaría para distraerme y empecé a preocuparme por él. No había dicho nada en todo el rato. ¿En qué pensaba?

-Oh.. De acuerdo -Dijo el chico, se me quedó mirando enigmático, con una mirada inescrutable. ¿Qué narices pasaba?

-¿Podemos? -Dijo por fin Dani.

El chico asintió y volvió sin decir nada más. Dani y yo subimos al piso de arriba y buscamos el servicio. Yo seguía dándole vueltas a todo. No quería que hicieran algo más. No me fiaba. Realmente estaba asustada. Nunca lo había estado tanto. El cuerpo se me ponía malo de sólo pensar en lo que nos podría pasar. En las distintas posibilidades, a cual peor. Encontramos la puerta del servicio, y entramos. Cerré la puerta tras de mí, y eché el pestillo. Me quedé impresionada por el cuarto de baño. Dios, era casi del tamaño de mi cuarto.  En frente de la puerta estaba el enorme espejo, con la mesa de cajones donde estarían los cepillos del pelo, y todo eso. Una encimera cubría la mesa. La mesa era blanca y la encimera de un tono piedra brillante de color negro. Algo bastante lujoso. A mi izquierda estaba una bañera, enorme. En ella cabían dos personas, seguro. Fue en lo que más me fijé. En la pared donde se encontraba la bañera, una enorme ventana, con vistas a fuera, unas vistas hermosas.

-Siéntate en la encimera -Le ordené a Dani, una vez que ya observé todo. Él me obedeció.

Me puse a registrar todos los cajones. Quería salir lo antes posible de esa maldita casa. No quería más problemas. Busqué algodón. Estaba al final del tercer cajón, me tiré un buen rato para encontrarlo. Estaba ya casi gastado. Cogí un buen trozo, lo suficiente como para poder lavar más o menos, la herida. Dani, sentado en la encimera aún, miraba todo lo que hacía. Puse el algodón debajo del grifo y abrí un poco el grifo. Calló un leve hilillo de agua. Lo suficiente como para humedecer el algodón. Me di la vuelta, di unos cuantos pasos y me puse enfrente de Dani. Él abrió instintivamente las piernas, suponiendo que me sería más fácil limpiarle las heridas. Me acerqué a él. Notaba sus ojos encima mía, yo miraba sus labios. Unos labios perfectamente alineados, y con un tono rosado, que los hacían…especiales, por así decirlo. La comisura de su labio, había parado de sangrar, aunque tenía un poco de sangre. Con la mano izquierda cogí con cuidado la cabeza de Dani, y él me rodeó la cintura con sus brazos. La sensación de tenerle cerca, me puso los pelos de punta. Cómo tantas veces lo hacía. Sentía su respiración. Estaba calmado. Olí su aroma, y nunca antes me había aturdido tanto como esta vez. Presioné la comisura de su labio con el algodón e hizo una mueca.

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