Cuando llegamos a mi casa, antes de entrar Dani y yo estuvimos unos minutos hablando en la puerta.
-¿Qué hiciste? –Me dijo Dani, cogiéndome del brazo, para darme la vuelta y que le mirase
-¿Hacer, qué? –Dije, confundida
-¿Cómo hiciste que se tirara al suelo?
-Bueno.. Le pegué una patada.. Ahí –Miré a Dani
-Ooh.. Bueno.. –rió
-¿Qué? –Dije con interés
-Pues que ahora, no te haré enfadar, por lo que pueda ocurrir –Se encogió de hombros riendo- simple precaución –rió más
-Mira que eres tonto –Me uní a sus risas. Y eso me hizo recordar la forma en la que se portó conmigo, la brusquedad con la que me dijo que me fuera de allí- ¿Y tú?
-¿Yo qué? –Dijo mirándome. Estábamos a oscuras, sólo la luz de las farolas de la calle, nos iluminaba, con una luz muy floja, pero, por lo menos, algo se veía
-¿Por qué me hablaste así? –Dije
-¿Cuándo? –Notaba la confusión en su voz
-Me dijiste en el cuarto de baño, que me fuera, de una manera muy brusca y de mala manera, nunca me habías hablado así, y quiero saber porqué, solo eso –Me encogí de hombros, mirándole, a ver si iba a obtener alguna respuesta
-Nada.. Supongo que sería por la tensión en el momento –Levantó su mano derecha, para acariciarse la frente, pero hizo una mueca. Algo le dolía. Se le notaba.
-¿Entras?
-No, es muy tarde ya –Dijo
-Por favor, sólo un momento –Supliqué
Él suspiró dándose por vencido. Entramos a la casa, todo a oscuras, todo en silencio, mis padres estarían durmiendo, o eso quería yo pensar. Fuimos a la cocina, tenía sed, la garganta la tenía seca, pero con todo lo que había pasado, la verdad, no me entraba nada sólido. Fuimos recorriendo todo el pasillo en silencio, con cuidado, no sabría la reacción de mis padres si me pillasen a mí y a Dani, a esas horas por la casa. Entramos en la cocina, cerré la puerta, y encendí la luz. Me di la vuelta y vi a Dani sonriendo. Me descolocó su reacción.
-¿De qué te ríes? –Dije curiosa
-Que tensión, es emocionante pasar por ahí, sin hacer el mínimo ruido, para que no nos pillen.
Me reí divertida. La verdad es que sí, era una sensación de espías o algo parecido.
-¿Cómo una misión suicida? –Dije riendo bajo
-¿Misión suicida? Misión suicida, es sacar el pen de la torre del ordenador, o del portátil, sin haberlo expulsado antes. Eso es una misión suicida.
Me tapé la boca, iba a soltar una carcajada. Los dos reímos sin hacer mucho ruido. Cada vez que lo recordaba me entraban ganas de reír. Fui a la nevera, aún sonriendo, y cogí la leche. Escuché que Dani retiraba una de las sillas de la mesa, para sentarse.
-¿Quieres algo?
-Ehh.. No sé
-De eso no tengo-Dije divertida
-Jo, no seas como mi madre-Puso una cara muy graciosa, y me hizo reír
-A ver, café a estas horas como que no, y la máquina haría mucho ruido –Le dije- Yo me voy ha hacer un cola-cao calentito, ¿Tú quieres?
-De acuerdo –Sonrió
Eché leche en un cazo pequeño y la calenté. Mientras cogí dos vasos, y le eché una cucharada de cola-cao. Una vez que ví que la leche estaba mas o menos caliente, la eché en los vasos, y lo removí con una cuchara. Estábamos en silencio, sólo se oía los leves golpecitos que de vez en cuando daba la cuchara en el vaso, al moverlo. Para mí, ese silencio no era para nada incómodo, al contrario, era.. ¿Pacífico? No, esa no era la palabra exacta. Estaba a gusto allí, con él y todo en silencio. Cogí los vasos con cuidado, le di el suyo a Dani, y me senté en frente suya.
