Dani compró los ingredientes, pagó la cuenta y nos fuimos hacia casa.
- ¿Y cuál es el fin de esto? -Me dijo él
- Comérnoslo, quizás. A no ser que quieras congelar las fresas con la nata y el chocolate por encima y ponerlo de adorno en tu casa. -Le saqué la lengua.
- Para eso te llevo a ti -Me soltó. Me quedé mirándolo a los ojos, me pilló desprevenida. Él un poco después, bajó la mirada... ¿ruborizado? Yo también miré al suelo. Llegamos a la casa, y él soltó la bolsa en la entrada, pero antes de abrir la puerta, me abrazó fuerte. Estuvimos un rato abrazados, su olor dulce, me llevaba a otro lugar. Nos separamos un poco, él seguía con los brazos rodeando mi cintura, yo puse mis manos en su pecho, su bien marcado pecho. Me miraba y yo lo miré a él. Por suerte era de noche, y yo sabía que estaba colorada, pero al ser de noche, no se me notaba, por lo tanto no tuve muchos problemas en estar un buen rato mirándole a los ojos. Observando cada una de sus perfectas facciones. Al final él despegó sus manos de mi cintura, y yo bajé mis manos de su pecho, no sé por qué nos quedamos parados, mirándonos. En un arrebato, di un paso hacia delante, lo que nos separaba, agarré su chaqueta, y lo acerqué a mí, besándolo como nunca o había besado. Noté que al principio, él se quedó parado, normal, nunca había hecho esto. Y cuando vi que parecía no reaccionar, y ya estaba por alejarme, él me rodeó la cintura apretándome contra él, y haciendo que nuestros labios formaran un perfecto puzle. Nos separamos al rato, para serenarnos. Él estaba agitado, al igual que yo. Recuperamos el aire, y entramos en casa.
Él dejó la bolsa en la cocina, y yo me fui a cambiar. Me puse esto:
Ropa de Laura:
Cuando bajé Dani ya se había cambiado, llevaba puesto un chándal. Miré donde antes Dani había dejado la bolsa, pero ya no estaba allí.
- ¿Y la bolsa? -Le pregunté.
- Allí -Dijo señalando la encimera de la cocina.
Me acerqué y abrí la bolsa y saqué los ingredientes. La verdad es que quizás se pasaron un poco. Tres latas de nata, una bolsa llena de fresas, muchas fresas, y una bolsita de chispitas de chocolate.
- ¿Probamos ha hacer una? -Subí la mirada, y me fijé en Dani
- Si tú quieres -Se encogió de hombros, dejó el mando de la tele en la mesa, y vino a la cocina conmigo.- ¿Qué hay que hacer?
- Lavar las fresas, quitarles las hojas verdes, y partirlas en trocillos. Lo demás se le echa encima y yo creo que ya.
- De acuerdo, yo lavo las fresas. -Dijo él
No tardó mucho en lavar las fresas, la mitad se quedaron dentro de la bolsa, tanto no íbamos a comer. Las hicimos rodajas y las pusimos en nuestros platos. Cogimos la nata, y empezamos a echar por encima de estas. Dani estaba juguetón y se echó nata en el dedo, y me dio en la nariz, llenándola de nata.
- ¡Dani! -Le grité intentando darle un manotazo en la mano, antes de que me manchara la nariz, pero fui lenta.
- ¡Dímelo! -Me dijo él sonriendo y sacándome la lengua.
- Hay otro bote de nata, no me tientes. -Le dije señalándolo con el dedo, intentando sonar amenazadora. Pero no sirvió de nada.
- ¿Y si tiento?
- Si tientas -Cogí el otro bote de nata, quitándole el tapón- quizás tengas que lavar tu pelo, cubierto de nata.
Dani se acercó a mí, y me quitó la poca nata que me quedaba en la punta de la nariz.. Falsa alarma, hizo como si fuera a quitarme la poca nata que tenia en la nariz, pero en realidad iba a echarme nata en el cuello, y lo consiguió. Menos mal que tenía el pelo recogido en una coleta.
