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BoYoung era joven cuando conoció a SeokHa, crecieron juntos, ella no puede recordarlo con claridad porque no solía hablarle, pero sabía que su madre quería mucho a ese niño porque siempre le ayudaba cuando la veía. Lo que sí recuerda es el día de su graduación, por fin había superado la universidad y su título le enorgullecía, solo tenía que ir a la ceremonia y sería el final, claro que no esperaba que en su camino un muchacho se desplomara sobre ella y buscara aferrarse a su brazo con las escasas fuerzas que le quedaban. Estuvo furiosa por perderse ese evento tan importante, pero la preocupación por el chico que mareado intentaba decir que estaba bien fue mayor y lo llevó a una farmacia para buscar algo de alcohol y algún dulce.

Realmente no se arrepiente mucho ahora, después de todo, luego de que le acompañara a comer algo en un restaurante de la zona, terminó cautivada por cómo la pálida cara del muchacho iba tomando color conforme se llenaba las mejillas de comida. Debe admitir que su manera de comer le hizo sentir su corazón cálido y fue aún mejor cuando nació su pequeño SeokJin luego de 6 años y notó conforme crecía que heredó esa forma de disfrutar la comida.

Ellos procuraban trabajar en casa, él era contador y ella editora, ambos estaban de acuerdo con estar la mayor parte posible del tiempo con su pequeño tesoro y al final lograron encontrar empleos que se adaptaran a sus necesidades. Fue así como SeokJin creció y poco a poco fue encontrando un amor a las plantas y a la tierra que lo hizo encariñarse más con su abuela. Él era su pequeña luna y estaban tan emocionados por verlo dar cada paso en su vida.

Quizás es por eso que se sentían tan emocionados por verlo tomar la mano de su amigo YoonGi para ayudarlo a cruzar el puente aunque sabían que a él le daba miedo sentir cómo se movía en cada paso. Estaban agradecidos porque SeokJin por fin pudiera tener amigos tan cercanos que lo cuidaran tanto como él cuidaba a los otros y de alguna forma, los dos se sentían felices de ser parte de ese pequeño amor que lentamente florecía entre el par de niños que cada día crecían más y más.

Adoraban las sonrisas de SeokJin y sentían que se hacían más grandes cuando le llevaban a visitar a su abuela para que pueda jugar con ese grupo de niños, incluso sentían que ahora era menos enérgico durante el resto del día, parecía guardar una buena parte de sus reservas para visitar a sus amigos. Además, incluso la mamá Kim había recuperado un poco más de brillo en sus ojos, tal vez fue esa la razón por la que decidieron ignorar como la piel pálida de YoonGi se traslucía cuando estaba abrazando a SeokJin o como en algún momento lo vieron aparecer de la nada en el jardín, de alguna forma el amor de SeokJin les dio la confianza para querer a YoonGi.

Solo esperaban que con el pasar de los años ese inocente romance siguiera creciendo como lo hacía ahora.

Pd: Un capítulo más y se termina esta etapa, espero que no les haya parecido aburrido, quería explicar un poco de la relación de los padres de SeokJin. 

Moras silvestresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora