Apenas habían pasado un par de semanas desde la primera vez que la abuela Min cosechó los primeros duraznos de su árbol y se sentía sin duda muy feliz luego de probarlos, estaban deliciosos y la tarta que hizo con ellos fue como un refrescante vaso de agua en un caluroso y dulce día. Sin embargo, ese día la felicidad de las semanas pasadas parecía estar por desvanecerse cuando por la mañana la abuela no fue a regar las plantas y la vieron solo hacerse un agua medicinal y regresar a la cama.
JiMin y JungKook, curiosos por la falta de la mujer se escabulleron dentro de su casa. El susto que se llevaron fue bastante alarmante, la mujer estaba tendida en la cama, estaba algo roja y sus ojos estaban cerrados, pero parecía estar sufriendo de una pesadilla en lugar de un agradable sueño reparador.
Con YoonGi de visita a la casa de sus padres y a muchas horas de que SeokJin regresara, Jimin lloriqueó porque no sabía muy bien qué hacer, pero al ver los ojos brillantes de JungKook, respiró profundamente y se secó las lágrimas con la mano.
–Debemos ayudarla –tembló un poco al decirlo, pero estaba decidido, así que ambos compartieron miradas y asintieron tomándose de las manos para poder interactuar con el mundo humano. Sabían que era algo riesgoso, pero la abuelita había temblado un poco y ellos necesitaban hacer algo.
–Voy a ponerle un trapito en la frente como hace mi mami conmigo cuando me enfermo –dijo rápidamente JiMin.
–Mi mami le ponía papas a mi hermano, voy a traer unas para ponerle.
Ambos asintieron ante el otro y se apresuraron a hacer sus tareas, JiMin siendo el primero que regresó a la habitación de la abuela, tropezando un par de veces contra las puertas ya que usualmente las atravesaba. Pero, olvidó el dolor en su frente para poder ponerle a la mamá Min una tela húmeda en la cabeza, dejando el recipiente con agua en la mesa de noche y cubriéndole como mejor pudo con las sábanas, tomando su mano y esperando que eso ayudara a la mujer.
JungKook regresó después, lavando las papas y cortándolas en rodajas para ponerlas con el paño en la cabeza de la mujer. Cuando terminaron, se sentaron juntos a abrazarse para no lloriquear más, esperando que pronto mejorara.
La tarde llegó y el sol más brillante del día saludó a la mujer que lentamente abría sus ojos, la fiebre con la que despertó ya había desaparecido y se sentía notablemente mejor, aunque no recordaba el momento en el que se puso el paño en la cabeza...Ahora que podía moverse y ver a su alrededor, tampoco recordaba haber dejado a dos preciosos niños sentados en la alfombra de su cuarto profundamente dormidos.
–¡Abuelita! –se escuchó a lo lejos el grito de SeokJin anunciando su llegada, lastimosamente su madre se había ido de inmediato porque tenía que entregar un trabajo pendiente.
El grito, además de alertar a la mujer mayor, también despertó a los dos espíritus que se sobresaltaron a la par y comenzaron a frotar sus ojos para adaptarse a la luz.
–Abuelita –murmuró JiMin que fue el primero en abrir los ojos y de inmediato corrió a la mujer para abrazarla, lloriqueando por el miedo que sintió de perderla hace algunas horas.
Fue algo un poco difícil de procesar para la mujer, pero pronto entendió lo que sucedía mientras abrazaba a los niños que no paraban de llorar abrazándose a su torso. Ella había escuchado de su madre de los espíritus de las plantas e inclusive algunas veces los había visto con sus propios ojos sentados en el aire conversando. Sin duda alguna se sintió afortunada y valorada al saber que los espíritus no se mostraban a los humanos por temor y desagrado hacia su especie.
–¿Abuelita? ¿Qué pasó? –preguntó un SeokJin tímido que estaba parado en la puerta observando la escena, jugando con sus manos al no reconocer a los otros dos niños en la habitación.
–SeokJinie, tu abuelita estaba enferma –respondió JiMin, siendo secundado por JungKook que levantó la cara secando sus lágrimas– somos los amigos de YoonGi hyung.
Nota final: Feliz San Valentín, si desean pasarse publicaré más tarde un fanfic especial por estas fechas <3
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Moras silvestres
RomanceA Kim SeokJin le encantaba comer las moras silvestres que crecían en el jardín de su abuela, pero le encantaba más el chico que salía de entre las ramas para poder hablar con él. Un agradecimiento super especial a @_YERO_ por la preciosa portada que...