Zerstörung #2 COMPLETO.

CAPITULO 3

Un mes. Un mes sola, aislada lidiando con la realidad. Soy una asesina. La palabra ya no me asusta tanto como al principio, todo ha sido extraño. Los primeros días me mantuve encerrada en el cuarto viendo su cuerpo podrirse, no comí nada o dormí. Cuando me atreví a enterrar su cuerpo caí en un agujero donde no dormía y no estaba un segundo sin hacer nada que me distrajera, la imagen de su cuerpo muerto me perseguía como si él siguiera vivo.

Jodida mierda.

Habían días donde me sentía tan mal que acababa durmiendo con los caballos, no, no me agradaban tanto, pero era mejor pensar en cuántas patadas me matarían que en cuantas apuñaladas yo maté. El único animal con el que me hice la mayor compañía fue con una bebé, no tanto tiempo de nacida y con cuidados específicos requeridos. Alguna vez observé como él lo hacía y aprendí lo suficiente para que la pequeña fuera lo que es ahora.

Una hermosa Yegua negra, pero siendo un completo sol de luz. La llamé Brielle por creencias y ha sido lo único vivo que me mantuvo cuerda. Ella temía de mi y yo temía de ella, su gen la hacía agresiva, pero aprendió a no serlo conmigo. Su compañía en las noches se volvió una necesidad, ella se asustaba por la tormenta que cayó y yo me asustaba por las pesadillas.

Todo un dúo dinámico.

Considero que ya estoy mejor, las pesadillas no son tan recurrentes, aunque supongo que es por que mantengo mi cabeza en otras cosas además de lo que hice. Las cosas que hice fueron por que las tenía que hacer, ahora lo entiendo, pero también hay algo que tengo que hacer, por eso mismo en este momento estoy donde estoy.

Sentada bajo la sombra de un árbol, con el sol golpeando mi piel y el pasto sosteniéndome. Muerdo con fuerza mi manzana mirando más allá de donde me encuentro. Mi única razón de vivir es agradecerle a esa hermosa mujer por el consejo, y encontrar a la mujer de ojos malditos. Y eso hice, me encontraba literalmente andando sola por la calle y la vi subirse en su moto y andar a aquí. La seguí con Brielle y pensé en hablarle, pero yo seguía en mi vestido pequeño con más suciedad que tela, se me hizo patético presentarme con ella luciendo como una zombie.

Así que pasaron los días y ya no me la encontré en la calle, pero utilicé este lugar de punto de referencia. Vine por días, horas sentada aquí, hasta que la vi llegar en su motocicleta, completamente diferente a cómo la había visto esa noche. A partir de ese día la observaba venir en las mañanas y desaparecer todo el día hasta que el sol caía. No tuve la valentía de acercarme, y las posibilidades de hacerlo no eran tan grandes, casi nunca la reconocía hasta que ya era bastante tarde.

Hoy finalmente me he armado de valor para hablarle, aunque la verdad no se que le diré. ¿Por que tus ojos son malditos? ¿Tambien estas maldita? No lo creo. En fin, tendré que improvisar.

Me sacudo el pasto de mi ropa y cuando regreso mi mirada la veo salir con una peluca anaranjada que parece bastante real. Tiene una ropa bastante tranquila a diferencia de sus otros outfits donde parece otra persona por completo, esto también me crea mucha curiosidad, ¿por que se disfraza todos los días?

Me levanto y comienzo a caminar hasta que la veo montarse en su moto alejándose nuevamente. No, hoy estoy decidida y si dejo pasar esta oportunidad jamás lo haré. Estiro mi brazo en la calle llamando la atención de una motoxi que se detiene.

- Síguela. - hablo con voz gravemente fingida.

Asiente y comienza a manejar detrás de ella a una buena distancia. Giro mi cabeza viendo hacia las calles que pronto se van perdiendo cuando salimos de Alemania hacia México. De no haber salido nunca de Inglaterra a andar por otras zonas de la Isla he llegado a dos conclusiones: el mundo es como esperaba y el mundo es completamente diferente a lo que esperaba. Esperé la mala educación y la falta de empatía de las personas, esperé la violencia y la suciedad, pero no esperé que así como unieran zonas que parecieran basureros, habían zonas de lujo, cosas que jamás me hubiera imaginado.