CAPITULO 39

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~Camille~

El primer día fui internada a cirugía. Adler sufrió del mismo destino. Tobías por su lado, recibió puntadas en las 87 enterradas de cristal.

El segundo día, desperté sola en una pequeña habitación de lo que resultó ser un submarino. Tobías estaba a mi lado, supervisando al doctor que temblaba mientras me revisaba. Adler no despertó.

El tercer día, comencé con los medicamentos. No vi a Tobías en todo el día. Adler seguía sin despertar.

El cuarto día desperté dentro del santuario. Estaba sola, por más que gritaba por los nombres de mis hombres ninguno se apareció en mi puerta. No supe de ellos, ni de nadie.

Diez días pasaron en total. Mis visitas se basaban en un robot blanco con focos verdes que hacía sonidos graciosos cuando le hablaba, como si me estuviera respondiendo de alguna forma. La comida que este me trajo tenía una nota de Tobías. Adler había despertado.

En el día once me levanté de la cama y esperé al robot llamado Rutt a que entrara, lo secuestre y usé su sensor para salir de la habitación. Recorrí todo el santuario buscando a mis hombres. No los encontré.

Hoy es el día doce. Doce amaneceres han pasado desde que sentí que me arrebataban a Adler. Doce días desde que las pesadillas se han vuelto más reales y me he ahogando en las pastillas de las voces para no estar tan presente. Estoy esperando a Rutt, sentada en el rincón de la habitación mientras golpeo una pelota contra la pared antes de que regrese a mi.

No se nada de Lucille.

No se nada de Nathaniel.

No he visto a Adler.

Tobías no viene.

Mi cordura ha estado colgando de los falsos ánimos que nadie se cree. Los planes de venganza, la mejoración de los pasados. He estado alimentando mi cerebro de toda la mierda que me están tirando encima, hacerme la que me resbalaba no me llevo a ningún lado y eso no volverá a pasar.

Voy a desenterrar cada secreto que se me ha ocultado.

Voy a descubrir cada mentira que se me haya sido hecha.

Voy a cobrar la vida de los míos con los suyos.

La puerta se abre en un pesado silencio. Las rueditas de Rutt ruedan por el suelo mientras avanza dentro del cuarto. Su cabeza gorda y circular da vuelta hasta que los foquitos apuntan en mi dirección y como si fueran una película animada se agrandan. Avanza hacia mi y comienza a hacer sus soniditos, como si me reprochara el estar levantada.

- Estoy bien Rutt. - le sonrío poniéndome de pie con cuidado. Lo único que sigue doliendo es mi brazo inmóvil. - Dime que conseguiste algo más sabroso que la comida de ayer.

Vuelve a hacer sus soniditos, debajo de su cabeza se abre un cajón donde está puesta toda la comida, perfectamente ordenada.

- Sabroso estoy, qué tan comestible soy es una discusión larga si no te consideras cannibal pero si una persona de buen gusto.

Abro enormemente mis ojos al escuchar su acento italiano y levanto la vista a la puerta donde está recargado, vestido con un traje sin corbata y con el cabello despeinado. Una sonrisa radiante y su bronceado está de vuelta.

Tiro la comida y salgo corriendo hacia él. Estampo mi boca con la suya necesitando sentir que si es real. El me corresponde el beso con la misma intensidad, una mano aprisionando mi espalda baja y la otra dándome caricias en la mejilla mientras me sostiene la mandíbula.

Mi pecho burbujea y el mal rato que pasé estos días se siente como un sueño lejano y ya no tan importante. Nos separamos cuando el aire nos falta, e ignorando como mi corazón borre su partida, le giro el rostro de una bofetada llena de rabia.

Zerstörung #2 COMPLETO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora