CAPITULO 19

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Retrocedo aferrándome a la jeringa con fuerza, miro hacia todos lados pero sobre todo hacia arriba. Los pies rozan mi cabello, los gruñidos rompen el silencio. Hay cientos de experimentos de Joaquín colgando de cadenas sobre el techo, uno peor que el otro y con esa sed de sangre en la que fuí advertida.

Una lagrima se desliza por mi mejilla cuando caigo en cuenta de que no saldré de aquí. No soy asesina profesional, aprendí a pelear hace dos años pero no en tacones y entumida. Soy demasiado débil para monstruos como este.

Perdóname, perdónenme...

Otro impacto contra el suelo a mi izquierda me sobresalta, volteo mi cabeza un poco todavía atenta al otro. Dos monstruos asquerosos e inhumanos me miran con un hambre de acabarme más grande que nunca. Un nudo se me cierra en la garganta y cuando estoy detallándolos, dos impactos más a mi espalda suena arrancando por completo la esperanza y tranquilidad de mi.

Completamente sin vello, con venas relucientes de distintos colores, agujeros ínstanos en distintas partes de sus cuerpos. Unos parecen siameses, están pegados pero no se parecen en lo absoluto para darme a entender que así nacieron, no, por que su piel se ve derretida y el mal trato que tienen entre sí los delata.

Cuando te hablan de la mafia te viene a la cabeza el cliché de los libros o los negocios turbios de las noticias, te advierten de ser asesinos y controladores de ciertas cosas. Te advierten un peligro mínimo junto a lo que me he estado afrontando estos días.

Estos no son mafiosos, son bestias con deseo de poder y obsesión de ser lo peor de este mundo. Estos no te matan por deudas, lo hacen por diversión y después de una buena teoría. Hacen tus pesadillas realidad y se convierten en ellas pero sin la posibilidad de despertar, solo te escriben tu futuro y puede que te den un poco de esperanzas con falsos tratos.

Pero nunca dejan de ser monstruos.

Giro en mi puesto, mirando a mi alrededor, a esos seres que no parecen humanos olfatearme y gruñirme agudamente denotando dolor y sufrimiento. Entonces, atacan.

Los primeros son los siameses que corren hacia a mi a grandes zancadas, miden dos metros y la unión de ambos cuerpos es escalofriante. Mientras más se acercan más puedo detallar las uñas largas y gruesas y el hecho de tener solamente sus colmillos.

Me congelo en mi lugar, con mi corazón dando por perdido todo y mis extremidades demasiado asustadas para hacer algo. Pore so no tarda el impacto de mi cabeza contra el suelo cuando los siameses me teclean con fuerza. El aire se escapa de mis pulmones y mi cabeza da vueltas, siento como me voy a un punto donde me perderé por un rato pero el dolor de una mordida en mi hombro es suficiente para traerme de vuelta a la realidad y obligarme a responder.

Y lo hago alzando mi brazo y atinando un codazo al pómulo del que me ha mordido con su sangre en mi boca. Alzó mis piernas y los tomo de los hombros mandándolos a volar detrás de mi, tomo una bocanada de aire y me pongo de pie escuchando a los demás venir a por mi.

Volteo justo cuando un gigante con tres ojos llega a mi tirándome un puñetazo que me roza la nariz, retrocedo asustada por la fuerza de este y eso me descuida del siguiente que llega a mi tirando de mi cabello, tropiezo con los siameses que muerden mis pantorrillas, aferrándose a ellas.

Grito sintiendo las lágrimas brotar de mis ojos. Las uñas de quien me ha jalado del cabello se clavan en mi espalda y empiezan a bajar lentamente, abriéndome la piel y llevándose mi carne para dejarme en pura sangre.

Alzó una pierna sintiendo mi pantorrilla desgarrarse en los dientes del siamés y la bajo con fuerza, enterrando mi tacón en el cuello de un siamés. Con otro grito mandó mi codo hacia atrás y arqueó mi espalda alejándome de las garras del monstruo, pateo el rostro del siamés restante y me retuerzo del agarre en mi cabello, dándome media vuelta para quedar cara a cara con el culpable de mi espalda.

Zerstörung #2 COMPLETO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora