Capítulo final

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El día comenzó como otro cualquiera en su vida. Madison se levantó de la cama con mucho sueño, pero se levantó. Recogió su pelo en un moño y se metió en la ducha.

Luego eligió un conjunto de pantalones blancos de pata ancha y un jersey marinero. Beth se asomó a su habitación con los pelos sin peinar, medio dormida y con un pijama de oso panda.

—¿Me llevas a la uni?

—Sí pero date prisa, me están esperando.

—¿Para qué?

—Un coordinador quiere hablar conmigo —le explicó, pintádose la raya del ojo.

—No creo que sea nada malo.

Beth se fue al baño, dejando a Madison sola. Soltó su pelo y lo cepilló para que quedara ondulado y brillante. Luego tomó un café como desayuno, agarró su bolso y sus carpetas y ambas se fueron a la universidad en coche.

...

Llegaron a la universidad sin ningún problema. Madison se despidió de su prima, ella estudiaba en otro edificio distinto al que ella daba las clases. Comenzaba su vida normal, otra vez.

Subió las escaleras de la universidad y se fue directa a su despacho. Lo abrió con su llave, todo seguía igual. Su otro bolso estaba allí, no fue a recogerlo. Ni siquiera fue a por su móvil. Lo tomó y vio que no encendía, sin batería, así que lo enchufó para que cargara.

Unos golpes en la puerta la hicieron girarse. Era el jefe de estudios de la universidad, no de toda precisamente, pero sí la de su área.

—Buenos días profesora Eckmann —saludó, entrando en el despacho.

—Buenos días, ¿en qué puedo ayudarle?

Ambos se sentaron en sus respectivos asientos. Madison estaba en realidad un poco nerviosa. Esperaba que su descanso no la hubiera perjudicado.

—Queríamos saber cómo se encontraba, después de su trágico suceso.

—Oh, estoy bien, de verdad —Madison escondió sus muñecas bajo el escritorio, aún tenía heridas— solo necesitaba unos días para recuperarme. Ya estoy perfectamente bien.

—Nos alegramos mucho por ello. Verá, en esta universidad no toleramos actos criminales —Madison se removió en su sitio, aún más nerviosa— no, no se preocupe, no lo decimos por usted —la calmó el hombre— lo decimos por el profesor Bill Foster. Quedó grabado en las cámaras de seguridad cómo la secuestró y le inyectó algo en el muslo con una jeringuilla. Dispone de la grabación por si quiere denunciar, la universidad está totalmente con usted.

Madison se apretó el puente de la nariz con la cabeza agachada. Ahora mismo no sabía cómo actuar y en cinco minutos tenía clase.

—Dispondré de la grabación y lo pensaré —le sonrió a su superior— ¿Qué pasará con Bill Foster?

—Ha sido despedido de su cargo. No tendrá que volver a cruzarse con él.

No sabía por qué se sentía culpable, pero ese hombre le hizo daño. Ya no podía confiar ni en sus compañeros de trabajo.

—Muchas gracias.

...

El día pasó sin incidentes. Hoy Madison tenía las horas completas y se entretuvo dando las clases. Sus alumnos eran buenos y podía ser algo más natural que con los demás colegas de la universidad. Al fin y al cabo, Madison solo tenía veinticinco años.

—Hey.

Madison se giró y vio a su prima. La había venido a recoger.

—¿Qué tal el día?

Zeus y Hera (Scott Lang y tú) [MARVEL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora