Capítulo 2

426 52 10
                                    

Madison llegó a casa y dejó la carpeta y las llaves en el mueble de la entrada. Sentía que cada vez que daba un paso flotaba, y se sentó en el sofá como si fuera algodón de azúcar deshaciéndose en agua.

Su prima Beth llegó justo después, dejando las llaves en el mismo sitio que ella.

—Maddie, te he estado llamando por todo el pasillo y ni siquiera te has dado cuenta. ¿Qué estás, en las nubes?

—Algo así...

Beth la observó con las manos en la cintura por un momento. Ya había visto esa cara antes, pero hace años, prácticamente. Le dio un mareo y se puso blanca, acercándose a su prima.

—No...

—Sí...

—¡No!

—Sí.

—¿¡Te has visto con Scott!?

—¡Sí! Pero no es por lo que tú piensas —le explicó.

—¿¿Entonces??

—¿Te acuerdas que le di clase a su hija Cassie el año pasado? —Beth asintió— tuve que hacerle un informe de evaluación atrasado, y como no puede salir de casa fui a que lo contestara.

—Ah —suspiró aliviada— menos mal que solo era eso.

Madison se quedó callada y se sentó rígida en el sofá. Beth la conocía como la palma de su mano y se esperó lo peor.

—Me ha invitado a cenar esta noche.

—¡Madison!

—Beth, te prometo que sé lo que hago. Solo vamos a tener esa conversación pendiente —la tomó por los hombros con cariño— solo eso. No puedo volver a lo mismo, y tú misma has visto que he madurado.

—Eso es cierto...

—Es verdad que... no lo sé, me ha dolido el corazón cuando lo he visto... me he sentido muy rara—se volvió a desplomar en el sofá y observó por la ventana el cielo azul volviéndose naranja. Beth se sentó a su lado.

—Creo que es normal que te sientas así. Scott fue tu crush, en el fondo querrías tener algo con él. Espero que hoy puedas cerrar heridas y acabar con todo.

Madison le sonrió y le dio un abrazo cariñoso. Ella también esperaba que fuera así, necesitaba sellar las cosas. Scott no era un hombre estable, y ella necesitaba estar con alguien que tuviera las ideas claras.

—Iré a arreglarme —Beth la miró fijamente mientras se dirigía a su dormitorio— no, no me arreglaré mucho, te lo prometo.

—Da igual lo que te pongas, se le caerá la baba contigo.

...

Madison se ahuecó el pelo en el espejo del coche. Trajo un vino como regalo, para que pudieran beber tranquilamente. Se puso un vestido de punto gris con escote y corte hasta las rodillas, con unos tacones blancos sencillos. Se recolocó las mangas largas en las muñecas y salió con la botella, dejando el coche en el mismo sitio que esta tarde.

Estaba un poco nerviosa. No sabía si iba excesiva, pero su prima no le dijo nada al salir, así que debía estar bien. Inspiró una vez y llamó al timbre con una sonrisa.

Tenía ganas de hablar con él. No sabía nada de su vida, menos que estaba en arresto domiciliario. Apretó la botella entre sus manos, podía decirle cualquier cosa que no le gustara... pero así sería mejor.

Escuchó pasos y la puerta se abrió. Madison se sorprendió al ver a Luís en pijama, y éste a ella. Abrió la boca y se frotó los ojos como si estuviera viendo un espejismo.

Zeus y Hera (Scott Lang y tú) [MARVEL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora