Epílogo

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Lo he escrito en clase, jiji.

Scott por fin pudo invitar a Madison a su casa para una cita decente, esa que tanto le prometió. Le hizo la cena, preparó velas y flores y se echó perfume de arriba abajo. También se había puesto un traje de chaqueta.

La verdad es que estaba muy nervioso. Se sentía como un niño que iba a tener su primera Navidad. Pensó que tal vez debería de haber recogido a Madison... no quería ser grosero con ella.

Llamaron al timbre y Scott carraspeó. Abrió la puerta como un caballero y vio a Maddie en la entrada, sonriendo tímidamente. Su pelo corto había crecido un poco ahora que se había dado cuenta y estaba ondulado y suave. Llevaba un vestido sencillo azul de cuello cruzado.

—Bienvenida Maddie, estás preciosa, bueno, eres preciosa... pero hoy más —la halagó, tropezándose con las palabras. Ella rió y entró en la casa, cerrando la puerta.

—Muchas gracias, tú también estás muy guapo.

—¿Me permite la señorita? —preguntó, por si podía guardarle el abrigo.

—Wow, gracias —Madison le dio el bolso y el abrigo y Scott lo colgó en la percha de la entrada— hoy sí que huele a cena —le dijo, observándolo todo.

—Me gustaría que empezáramos de cero, Madison —Scott estaba arrepentido por todo, la mayoría de las cosas no fueron su culpa, pero lo poco que hizo le causó un daño a Madison que le costó curar— he sido un tonto y un estúpido todo este tiempo pero de verdad que quiero hacer las cosas bien.

—Sí, te perdono. Pero no quiero que lo nuestro no llegue a nada.

—Yo tampoco —la apoyó.

—Entonces todo está bien.

Ambos se sonrieron y Scott la tomó de la cintura para besarla suavemente. Nunca la había tenido así para él, por fin podía tocarla y besarla como quería... y no sabía cómo una chica tan preciosa y joven se había enamorado de él.

—Estás tan bonita, me dan ganas de no soltarte nunca...

—¿Papá?

Madison y Scott se separaron. Cassie estaba en la puerta del comedor sonriendo de medio lado de forma picarona, los había pillado, pero en el fondo estaba chillando de la emoción. Definitivamente su profe y su padre hacían buena pareja.

—¡Cassie! Qué de tiempo, ¿cómo has estado? —sonrió Madison intentando aliviar la incomodidad del ambiente.

—¡Muy bien! —Cassie le dio un beso a Madison— Tengo muchas cosas que contarte.

—Y a mí me encantará escucharte.

—Sentaros en la mesa a cenar, todo está listo —indicó Scott. Cuando Cassie se sentó, paró un momento a Maddie— lo siento, se me olvidó decirte que me toca estar con ella este finde, y no quería postergar más el estar contigo...

—No pasa nada Scott, a mí no me importa —le sonrió. Scott le apartó la silla a ambas como si fueran dos princesas y Madison le guiñó un ojo a Cassie, haciendo que se sonrojara.

—Entonces... ¿tenéis una cita?

—Algo así —Madison tomó una copa de vino, dándole un sorbo.

—Entonces me iré a dormir temprano para dejaros a solas.

—Amorcito, tú puedes estar el tiempo que tú quieras —Scott se sentó al lado de su hija, frente a Madison— esto es vida. Las dos mujeres que más me importan cenando conmigo.

Zeus y Hera (Scott Lang y tú) [MARVEL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora