𝐌𝐈𝐎 | 𝐦𝐢𝐧𝐣𝐞𝐨𝐧𝐠 - pausada

25. | VÍSPERA.

hola! espero que anden bien c:

primero, quiero agradecer a todxs los que me dejaron mensajito de feliz cumpleaños en el post anterior. la pase muy bien y comi mucho jiji. aunque ya estoy medio grande y o d i o ser adulta jajds

segundo: honestamente estoy pudiendo manejar mi rutina mejor de lo que creía, por lo que espero seguir con mis actualizaciones semanales y, quién sabe, quizás publicar otros fics ya que últimamente ando inspirada ( ͡~ ͜ʖ ͡°) 

tercero y último, agradezco mucho a todxs los que estan leyendo esta historia. hoy en día sigue en el top 5 de #minjeong, y las visitas crecen mucho, así que, muchísimas gracias (✿◠‿◠)

ahora sí, los dejo con el capítulo.

buena semana ~

-

de inmediato, la sonrisa que irradiaba en el rostro del menor se esfumó, y este procedió a acomdarse un poco en su lugar, como si aquella inesperada aparición de su madre lo hubiera puesto incómodo y hasta molesto; como si su presencia le hubiera quitado la poca energía que tenía.

"jeongin..." de todas maneras, la sra. yang se encontraba absorta en la imagen lastimada de su hijo, por lo que se acercó a él, derramando lágrimas mientras lo hacía. "jeongin... qué te han hecho?"

"mamá... qué haces aquí?" el castaño ignoró sus pregunta, pero ella tampoco respondió a la de él. 

"jeongin... mi vida... por qué nos haces esto?" de repente, la conversación tomó un rumbo distinto, y su hijo solo bufó en voz alta, frunciendo el ceño mientras esperaba su monólogo. "por qué estás siendo tan insolente? acaso-"

"porque se me da la maldita gana." respondió sin más, corriendo su rostro hacia un costado, no queriendo verla en lo absoluto. "qué quieres? cómo supiste que estaba aquí?"

"jeongin. podemos hablar civilizadamente?"

su mamá se acercó a él lentamente y posó una mano sobre su brazo, intentando socializar con quién era su hijo, pero el castaño realmente no quería hacerlo.

desde que se había mudado de su propia casa a la de minho, este se había dado cuenta que las cosas con su familia nunca cambiarían y que, de querer hacerlo, sus padres intentarían alejar a jeongin de su propio yo, pretendiendo que no pudiese expresarse como realmente era.

y como yang ya había pasado demasiado tiempo ocultándose en un disfraz que no le quedaba, se había propuesto a no dejar que nadie lo manipulase a él ni a su persona nunca más.

"no." terminó respondiendo, mirándola por un momento. "porque sé que no me escucharás, sino que intentarás convencerme de lo contrario que estoy haciendo." su madre suspiró con cansancio y angustia, pero su hijo no creyó ese acting.

"de acuerdo. supongo que te veré en otro momento." le dedicó una sonrisa ladina, no obteniendo otra, como se esperaba, y dejó algo en la mesita de luz que allí había, sólo que jeongin no se dio cuenta de ello. "adiós hijo..."

la sra. yang alzó su mano para moverla en el aire, y terminó dejando solo a jeongin una vez más.

por supuesto que para él, toda aquella situación lo estaba frustrando con intensidad; en realidad, sí había querido conversar con ella, contar cuánto extrañaba su hogar y a su familia en general. pero sabía que las cosas no serían como él quería que fueran.

es por eso que, pese a lo difícil que pudiese llegar a ser, yang se había prometido no abandonar quién realmente era en pos de los demás.

después de todo, era su vida, no la de los otros.