- prólogo -

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私の他の人生で× 𝖊𝖓 𝖒𝖎 𝖔𝖙𝖗𝖆 𝖛𝖎𝖉𝖆 ×

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私の他の人生で
× 𝖊𝖓 𝖒𝖎 𝖔𝖙𝖗𝖆 𝖛𝖎𝖉𝖆 ×

☆ miles de años atrás, imperio del Japón.

— Sukuna, ¿qué harías si algún día me tuvieras que matar? —preguntó la castaña. Conocía su futuro, pero estaba temerosa de contarle a su pareja. Sabía que no iba a reaccionar de buena manera e iba a hacer lo posible porque su destino no fuera ese.

— Pues, te mataría —dijo con indiferencia. La femenina lo miró de mala manera y el pelirrojo solo río—. Era una broma. Sinceramente, no puedo tenerte alejada de mí, no puedo pensar un momento en el que te tenga que matar —su mirada parecía honesta—, aunque bueno, si me dan mucho dinero o muchos niños para matar, quizá si lo haga.

— Te odio. —la pareja rió al unísono.

Se quedaron un gran tiempo observando el atardecer desde la playa, tomados de la mano. Kaori divisó por un momento el perfil de su amado, que estaba adornado en aquellos característicos tatuajes. Pensó que en un par de días ya nunca más lo vería, y eso hizo a su corazón retorcerse del dolor. Sin dudarlo, lo abrazó con todas sus fuerzas, haciéndolo caer a la arena. Este se quejó por la sorpresa, y por el repentino peso que yacía en su cuerpo.

— Sukuna, si alguna vez desaparezco... No me olvides.

— Ey, estupida. ¿Por qué dices esas mierdas? —aceptó su abrazo, confundido— Sabes que aunque quieras... —se acercó a su oído derecho— Nunca vas a podes escaparte de mí. —dijo con aquella voz ronca que sabia que la volvía loca, para a continuación morderle el lóbulo. Kaori no dudó en lanzar un pequeño gemido por la inesperada acción.

Sukuna, conocido por su personalidad intrépida y atrevida, quiso comenzar a husmear con su mano por dentro del kimono de su novia, quien se dio cuenta en segundos a lo que quería llegar.

— ¡Aquí no! —se quejó, tratando de alejarse, pero la fuerza del masculino era increíblemente superior— Nos van a ver los eunucos de mi padre.

— Eso es mejor, mientras más gente nos vea, más me excita. —siguió con aquella voz ronca que sabia que nunca fallaba.

Comenzó a besarla con deseo, apoderándose de sus labios en un vaivén de movimientos, que luego se convirtió en una pelea de lenguas. El mayor cambio de posición y ahora ella estaba debajo de él. Se escuchaban jadeos de ambas partes,  y Kaori no dudaba en enterrar sus manos en el colorido cabello de Sukuna. El ambiente estaba poniéndose cada vez más cálido, sumándole el calor característico del sol que ya se estaba ocultando tras el mar.

Ryomen bajó sus besos al cuello de la femenina, quien ansiaba por más, pero sabía que no estaba bien. Si sus padres o los eunucos —que eran básicamente los asistentes— los descubrían, iban a correr peligro ambos: ya sabían de su relación con Sukuna, y sin embargo no la aceptaban, por el hecho de ser una maldición.

 [PAUSADA] 𝑨𝒕𝒂𝒅𝒂 𝒂 𝒕𝒊 ➳ 𝖗𝖞𝖔𝖒𝖊𝖓 𝖘𝖚𝖐𝖚𝖓𝖆 ;; 両面宿儺Donde viven las historias. Descúbrelo ahora