- veintiuno -

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私たちの世界

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私たちの世界

X 𝖓𝖚𝖊𝖘𝖙𝖗𝖔 𝖒𝖚𝖓𝖉𝖔 X







Incluso si deseaba ir donde Yuuji porque la curiosidad la mataba, se sentía muy drenada de energía y la herida que tenía en la mano apenas se estaba cerrando. Gracias a su entrenamiento había aprendido a utilizar su energía para sanar heridas. 

Se tiró rendida al sofá de aquel sótano, haciendo que el peluche que por días les hizo compañía cayera al piso. Sin embargo, al no notar un desnivel energético no pudo atacarla. Sin darse cuenta, tardó solo un par de minutos en quedarse dormida. 

Sus ojos pronto estaban en frente de un lago inmenso. Numerosos árboles de sakura lo adornaban y permitían que sus hermosas hojas de un color rosado se deslizaran por el agua, mientras la corriente se las llevaba. Grandes rocas, a su vez, le daban un tono distinto al lago. 

Aquella fuente de agua estaba separando dos caminos de pasto y flores. De un lado se encontraba _______, y pasando el lago, en frente de ella, estaba el rey de las maldiciones. Sus marcas se daban a relucir con más precisión ya que tenía aquel rosado cabello tirado para atrás, mojado, como si hace poco se hubiera pasado agua por ahí. 

Vestía un yukata de colores oscuros, y parecía llevar un tiempo observándola a la contraria. 

— No viniste a verme, así que tuve que hacerlo yo. —espetó, con algo de enfado adornando su gruesa voz. 

La castaña sabía que era un sueño, pero uno lúcido, y demasiado. Tenía todas las sensaciones a flor de piel, recordándole el primer sueño que había tenido en aquella clase que desató el misterio de Kaori y su vida pasada.

— ¿Qué haces en mi sueño? —abrió los ojos aún más, con sorpresa. Escuchaba nítidamente el sonido del agua, que se le hacía relajante. 

— Como nuestras almas están conectadas, puedo meterme en tus sueños. —rio levemente— ¿No querías verme? 

— Sí... Pero estaba muy cansada. 

— Lo sé. Estuviste peleando. Qué lástima que no lo pude ver. —sus ojos parecían analizarla de pies a cabeza, como si ya conociera todos los secretos que guardaba— Pero se nota que has mejorado. Eres más fuerte. Ánimo, quizá algún día me puedes igualar. —aquel tono de voz que usaba de manera sarcástica con sus contrincantes más débiles se hacía presente, aunque esta vez pensaba de verdad que podría llegar a igualarlo. No simplemente lo pensaba. Lo sabía. 

— Tsk. Presumido. —dijo, y volteó su cabeza a un costado cuando notó la sonrisa egocéntrica que la maldición tenía plantada en su cara. Sin embargo, tuvo que volver su rostro al frente debido a que Sukuna se había puesto de un instante a otro en frente de ella y la obligó a mirarle, con una de sus grandes manos en la barbilla de la contraria. 

 [PAUSADA] 𝑨𝒕𝒂𝒅𝒂 𝒂 𝒕𝒊 ➳ 𝖗𝖞𝖔𝖒𝖊𝖓 𝖘𝖚𝖐𝖚𝖓𝖆 ;; 両面宿儺Donde viven las historias. Descúbrelo ahora